sábado, noviembre 23, 2024

“Estatuas y monumentos”

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Artículo de opinión de Carlos León Roch

En Cartagena, ciudad eminentemente castrense, todo ”lo militar” tiene representación y el generalizado aplauso de la población. Los ”piquetes” en las procesiones de Semanas Santa; los desfiles militares en las fechas señaladas; los conciertos populares de las bandas de música, constituyen parte fundamental de la idiosincrasia cartagenera.

Representando en nuestras calles esa característica ancestral se pueden contemplar estatuas y monumentos muy característicos… 

Destaca sobremanera el monumento a los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba, único y magnífico monumento – en España y en el mundo- que recoge, brillante y bellamente, nuestras últimas e históricas desdichas… Pero la patética belleza de su honor permanece entre nosotros. 

Muy representativo resulta la escultura del ”infante de Marina”, frente a la puerta del Arsenal, gallarda figura del emblemático piquete que desfila el Martes Santo escoltando a los Santos Santiago, Pedro y Juan. Su marcialidad y esfuerzo reciben cada primavera el entusiástico aplauso popular. 

Con una imagen más ”pausada”, pero representando su deber como marinero, está la situada junto al ”gobierno militar”, cargando con su pesado ·petate”… no se sabe si incorporándose a su destino en un buque o dependencia, o, tal vez, de regreso con licencia a su domicilio, probablemente en Valencia o Cataluña…  

Por último, hay que citar la figura del soldado del E.T., sentado en un banco del Paseo del Muelle, triste, pensativo, con una mano apoyada en su barbilla. Su actitud-la que creó su artífice- no es nada marcial ni representativa de un uniforme que tantos Servicios ha ofrendado a lo largo de la Historia…  

Todos sabemos las renuncias y las lágrimas que a aquellos soldados y marineros de reemplazo les costó el Servicio Militar Obligatorio, pero todos los valores positivos, la formativa, el valor de la disciplina, la camaradería, el conocimiento de otros lugares, de otras voces, no está representada en ese pobre y triste muchacho…  

Tras el duro desmantelamiento militar que ha sufrido la ciudad en los últimos decenios, especialmente en el E T., nos queda el magnífico Regimiento de Artillería Antiaérea, con una dotación corta pero de buenos y adiestrados soldados. 

Tal vez sea una buena ocasión para sustituir la imagen de triste aburrimiento por una de serena y firme dignidad militar. 

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