Un artículo de Omar Cruz
América, ha sido un continente que de manera constante e insensible ha sido saqueado. Desde tiempos bastante remotos es bien sabido que la historia de nuestro territorio se podría escribir con sangre y lágrimas y aún así, no sería suficiente para cubrir todo el dolor que nos habita y que creo yo, nos sigue mortificando.
Nuestra historia, parece mas bien una espiral cíclica. Siempre vamos imaginando que quienes nos hicieron daño ayer, algún día volverán a terminar el trabajo que aún no han concluido. Los embates que recibimos nos han enseñado algunas lecciones de las que algo hemos aprendido, pero al parecer, ese no será todo el castigo que recibiremos. Escribir sobre América habiendo nacido aquí, es más que la suma de todas las emociones y demás sentimientos encontrados, creo que también se vuelve una necesidad, para sacar lo que nos duele y que se drene toda la agonía y la tristeza acumulada.
Por lo general, el pasado regresa a nosotros y nos trae toda la atrocidad cometida por quienes creyéndose dioses, hirieron de muerte nuestro orgullo y flagelaron nuestra naturaleza. Ante todo esto, en América decidimos resistir y utilizar diferentes mecanismos para combatir desde diversas trincheras; el absolutismo, la barbarie y la imagen arrogante de la tiranía.
El génesis de esta historia nos lleva al año mil novecientos setenta y ocho. En ese año, Eduardo Galeano decide mostrarle al mundo otras maneras de resistir -aún estando en el exilio- y utilizando la literatura como método de defensa, publica “Días y noches de amor y de guerra” una novela profunda, escrita con toda la sensibilidad y hondura de quienes aún creemos que, otra América es posible.
Galeano, desmiembra en esta obra cada una de las batallas a las que, al parecer, nos tenemos que enfrentar aún viviendo en tiempos difíciles o de dictadura. El autor, no se olvida del amor en este texto y también nos cuenta como este sentimiento puede ser vital e importante para resistir, batallar y empujar un mejor mañana para los nuestros en el andar diario.
La narración de esta novela es dolorosa pero exquisita, Galeano no solo utiliza la literatura para denunciar, también lo hace para embellecer de alguna manera las realidades catastróficas de aquella época tan convulsa que le tocó vivir. Las figuras literarias potentes y las imágenes de denuncia son frecuentes en este texto que Galeano escribió, mientras una atroz dictadura dejaba a su natal Uruguay; sumida en el llanto y el más amargo de los dolores.
Muy a pesar de que esta obra sea demasiado íntima para el autor, también nos encontramos con la descripción de hermosos lugares en los que parece ser, Galeano supo fraguar su trabajo y reencontrarse con una versión diferente de su realidad; una que lo obligaba a ver el caos y la desesperación de los suyos, mientras la literatura le daba ese hálito de esperanza que en momentos como este llegamos a necesitar.
“Días y noches de amor y de guerra” es un testimonio de agonía y de dolor, que el autor nos entregó para que en un futuro no muy tardío, nos atreviéramos a repensar en las manos de quién dejamos el poder y de como la toma de decisiones erróneas, nos puede llevar a repetir horrores del pasado que tanto daño le hicieron a nuestra América Latina.
“Días y noches de amor y de guerra” es una novela que toma vigencia en éstos años tan convulsos que vivimos. Eduardo Galeano fue capaz de retratar toda la tristeza que habitaría a nuestra América, aún en tiempos en donde la paz y la armonía se convierten en un lenguaje lleno de anhelos y nostalgias, habitados por la melancolía.