jueves, noviembre 21, 2024

“Submarino C-4. La tragedia inolvidable”

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Un artículo de Carlos León Roch

Era finales de junio de 1946…

Con apenas tres años de edad, esperaba, ansioso, el regreso de mi padre a casa, de su destino en  el submarino General Mola.. Aquel día se retrasó unos minutos , y cuando abrió la puerta de casa, yo, como siempre, me arrojé a sus brazos. Él me apretó con ellos, y al mirar su cara, le vi unos gruesos lagrimones…Lloraba. No recuerdo más de aquel día…

Aquel  26 de Junio fue un terrible día de luto en Cartagena; luto que se mantiene y recuerda aún, entre unos pocos… El submarino C4 se había perdido…

Eran unas maniobras de la Armada realizadas tras el fin de la II GM, hasta ese momento prácticamente irrealizable, por el riesgo evidente, ante la constante presencia de potentes armadas del EJE y de Aliados…

En aguas del archipiélago balear participaban en las maniobras navales los destuctores Churruca, Lepanto y Alcalá Galiano, así como varios submarinos…entre ellos el C-4.

Entre otras maniobras, se trataba de que los submarinos realizaran inmersión…y que los destructores trataran de localizarlos, tras eludir su ataque simulado con torpedos, en inmersión…

A lo largo de esas maniobras de adiestramiento el C-4 inició el ascenso a la superficie, pero, antes de alcanzarla, la roda del destructor LEPANTO  le arrancó la torreta; el submarino dio la vuelta…y se hundió en pocos segundos…No hubo supervivientes. Un terrible drama.

Tras varios días de inútil búsqueda sólo emergió una silla de madera de la cámara de oficiales del submarino…

Allí yace, a unas pocas millas del puerto de Soller, y ”solo” a 300 metros de profundidad. Profundidad ahora accesible, al menos para obtener un documento gráfico del pecio, jamás realizada…

Unos días antes del desastre, con motivo de un homenaje a las víctimas del Castillo de Olite, hundido frente a la isla de Escombreras Franco, el Jefe del Estado, participó en el homenaje a bordo del C-4…

Nunca se supo la causa del terrible accidente. Y ante la Causa instruida se decretó la ausencia de responsabilidad…Hay que recordar que en aquel 1946 no existían los métodos de detección submarina que habrían impedido el hundimiento…

Casi toda la dotación del C-4 eran de Cartagena (“la ciudad del Submarino”), amigos, vecinos, compañeros.

Las lágrimas de mi padre, también submarinista en el “General Mola”, las sentí entonces, pero las entendí mucho después.

Estos días, tras tantos años de ansiosa espera, desde mi ventana veo navegar por el puerto (¡en superficie, claro)  la moderna y potente silueta del S-81, el nuevo Isaac Peral…, al que seseamos felices singladuras…

PD.- La silla de madera emergida fue reconvertida en un marco, con la fotografía de toda la dotación. Creo que aún figura en la Base de Submarinos…

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