Artículo de opinión de Carlos José Márquez
Es curioso, pero uno no deja de asombrarse con la capacidad de meter la pata y cagarla que tienen los componentes de este desgobierno de chichinabo, pandereta y guasa compuesto por inútiles y presuntos delincuentes.
Entre las muchas meteduras de pata de estos zarrapastrosos figura una última barrabasada en forma de desplante navideño, el bochornoso y vergonzante episodio de nuestros camioneros, atrapados en las carreteras inglesas, dejados de la mano del destino, sin duchas, sin comida y sin servicios básicos. Menos mal que el cónsul polaco andaba por allí, y que gracias a él y su gesto humanitario se pudo solventar en gran parte la situación de nuestros necesitados compatriotas.
¿ Y mientras tanto que hacia el señor ministro Ábalos ? Pues lo de siempre, ¡Nada!
Pero claro, que se puede esperar de un elemento filipino asiduo a los bares de carretera de la comunidad valenciana, amigo de los productos de Colombia, que regentaba dos administraciones de lotería, las cuales arruinó y cuando fue a indemnizar a sus empleados quería pagarles con billetes de lotería, en vez de hacerlo en dinero contante y sonante.
Que se puede esperar de un personaje que tiene tres ex esposas, a las que tiene enchufadas en ‘ongs’ y chiringuitos del PSOE, mantenidas con la teta de la vaca del las subvenciones.
Que se puede esperar de un bon vivant que protagonizó un oscuro episodio en el aeropuerto de Madrid con unas maletas cuyo contenido aún no está claro, y que amparado por sus compañeros de gobierno y correrías nos mintieron descaradamente en nuestra puta cara.
De las putas, putadas, y de los golfos puteros también, por muy ministro que se sea .
