jueves, noviembre 21, 2024

Un taxista cobra veinte euros a un joven discapacitado por un trayecto de cinco minutos en Cartagena

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No tardó más de diez minutos en llegar al lugar indicado, pero el joven se quedó esperando a sus compañeros dentro del vehículo cerca de veinte minutos y el taxímetro siguió corriendo

El taxista no hizo nada ‘ilegal’, pero la familia del joven discapacitado lo ve un abuso. Veinte euros por un trayecto de no más de diez minutos…juzgue ustedes mismos.

Para empezar, destacar que A.G.M. es un joven de 33 años con una discapacidad del 78%. Es como un autismo. Es autónomo. Puede coger un autobús, un taxi, pero siempre siguiendo las mismas pautas, como una rutina. También pude comunicarse, pero cosas básicas. No expresa emociones y a simple vista queda bien claro que es una persona que tiene una discapacidad. Dicho esto…

El pasado sábado este joven iba a reunirse con unos amigos en Bowling Carthago, en la avenida Tito Didio (en las inmediaciones del polígono Cabezo Beaza). Es algo que hace habitualmente gracias a las acciones que lleva a cabo la entidad SOI Cartagena, que organiza actividades para personas con discapacidad.

A.G.M. va normalmente andando a muchas de dichas actividades, pero ese día necesitaba transporte, ya que vive en las cercanías de la iglesia San Fulgencio y el trayecto hasta la bolera pues no es precisamente corto.

Como los familiares no podían llevarlo, llamaron a una compañía de taxi, cuyo número tiene grabado el joven (lo conocen perfectamente de otras veces) para pedir un servicio a la zona indicada. Repetimos, lo conocen perfectamente, ya que ha llamado en muchas ocasiones y, según la familia, saben que tiene una discapacidad.

Pues bien, el taxi recogió al joven cerca de las cinco y llegó poco después a su lugar de destino. Era sábado y a esa hora no había mucho tráfico en el trayecto marcado, por lo que no tardó más de diez minutos en llegar a la bolera. La carrera le costó al joven la friolera de veinte euros prácticamente. Una carrera que no debe llegar a seis euros. ¿Por qué?

“Mi hermano no entiende que dentro del taxi le van a cobrar. Cuando llegó y vio que sus compañeros no estaban en la bolera decidió esperar dentro del taxi. Esta persona sabe perfectamente que mi hermano tiene una discapacidad. Se nota a simple vista. Le tenía que explicar que dentro del taxi la carrera continuaba y tendría que pagarle más dinero. Pero no le dijo nada. Se quedó ahí sentado veinte minutos con el taxímetro corriendo”, apuntó la hermana, Esperanza G.M.

Una llamada de un monitor

“Cerca de las siete y media de la tarde me llama una de las monitoras de mi hermano y me dice que A.G.M. no lleva dinero para pagar la tarde en la bolera…Me sorprende porque mi padre le dio veinte euros. No se si ha extraviado el dinero o mi padre se confundió y le dio un billete de diez (le damos billetes para que no se líe con las cuentas). Mi hermano sólo lleva un euro de los veinte que le damos y lo único que ha hecho es pagar el taxi”, apuntó la hermana, añadiendo que “cuando le pregunté a mi hermano lo vi nervioso y me dijo que eso eran las vueltas que le había dado el taxista”.

Esperanza llamó a la compañía de taxi. La conocen perfectamente y quería saber si su hermano se había confundido o llevaba menos dinero del que pensaban. La persona de centralita pasó la llamada ‘a privado’ y tras consultar con el responsable que llevó a cabo el servicio le comunicó que, efectivamente, el joven discapacitado le dio un billete de veinte euros y las vueltas eran poco más de un euro. Recogió al joven a las 16.50 y la carrera se paró a las 17.22 horas…

Más de media hora de carrera en un trayecto que no tarda más de diez minutos…Efectivamente, confirmaron que el joven se quedó dentro del taxi esperando a sus compañeros más de veinte minutos…y el taxímetro siguió corriendo.

“A mi hermano hay que explicarle que el taxímetro sigue corriendo. Esa persona tuvo que decírselo, pero se calló. Se aprovechó de mi hermano. Hemos confiado en esa compañía y nos han fallado. Ese taxista no hizo nada ilegal, pero es un abuso porque se nota perfectamente que mi hermano tiene una discapacidad”, afirmó la hermana del joven discapacitado.

¿Tanto le costaba al taxista parar la carrera y esperar? ¿O decirle al joven que tenía que bajarse y que entrase a la bolera? Incluso podría acompañarlo al interior del recinto… Es una persona discapacitada y cuesta muy poco hacer las cosas bien. Hay mil maneras de actuar, pero este trabajador eligió la peor de todas, siempre según la versión de la familia claro está.

La carrera más nefasta de su vida seguramente. Todo legal, pero nefasto. “Con todo lo que se lucha y que pasen estas cosas…”, terminó de decir Esperanza.

Alternativas para que no se repitan situaciones tan lamentables

Este caso, seguramente y por desgracia, se habrá repetido en muchas ocasiones en distintos puntos de España y es un motivo que deja bien claro que hay que cambiar la forma de pagar de estas personas para que no se aprovechen de ellos.

“Habría que establecer una tarifa plana, una tarjeta de puntos o algo así…un precio cerrado…lo que sea. Pero no se puede repetir un hecho así. No se pueden aprovechar de estar personas cuando lo que queremos es que se integren y sean autónomos”.

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