Sucedió en 2019 en los grave disturbios de la barcelonesa plaza de Urquinaona cuando radicales mostraron su salvajismo tras conocerse la sentencia condenatoria a los líderes del procés
Una injustica a todas luces. La recompensa por luchar por tu país, una jubilación por enfermedad común.
Ángel H.S., de 45 años, fue uno de los policías que tuvo que intervenir en los graves disturbios de la barcelonesa plaza de Urquinaona en octubre de 2019. Tuvo que intervenir contra radicales que mostraron su barbarie cuando se conoció la sentencia condenatoria a los líderes del procés.
Por desgracia, cuando repelía uno de los numerosos ataques de estos radicales, sufrió un tremendo impacto en su brazo; tenía una fractura abierta en el radio de su brazo derecho y lo que es peor, con desplazamiento.
Fue uno de los caídos ese triste día y comenzó así un calvario.
Tuvo que someterse a una intervención quirúrgica donde le fue colocado una plaza y seis tornillos en el maltrecho brazo. Pero la intervención no fue como era de esperar y se tuvo que volver a repetir poco después, retirando los tornillos y añadiendo una malla y ocho tornillos más.
El brazo de Ángel ha mejorado ahora, pero por desgracia ha perdido mucha fuerza y movilidad, lo que le impide llevar a cabo su trabajo como policía al cien por cien.
Por ello, la trayectoria policial de este hombre de 45 años se ha visto truncada. Ha tenido que ‘abandonar’ el cuerpo. Jubilado antes de tiempo, y lo que es peor, por enfermedad común.
Ahora comienza así otra batalla, en los tristes juzgados, si la Dirección General de la Policía no reconoce que la jubilación se ha producido en acto de servicio.
¿Es que necesitan más pruebas?
“Es muy triste y penoso que uno haya dado lo mejor de sí y te paguen de esta manera, teniendo que pelearte burocráticamente con la Administración para que te reconozcan algo que ha sido evidente, no me lo he inventado yo”, señaló.
Es realmente vergonzoso que este policía tenga que luchar ahora por sus derechos ‘obligados’ cuando casi pierde un brazo y sufre terribles secuelas mientras defendía su puesto de trabajo ante una barbarie que no pagará por ello.
Sorpresa de sus compañeros
Ángel fue ayer a la comisaría coruñesa de Lonzas para firmar los papeles y entregar su placa, arma y demás efectos policiales. Pero lo que no esperaba es la sorpresa que le tenían preparada sus compañeros; pasillo con honores y regalo de la bandera de España en recuerdo de aquellos días duros que vivieron en Barcelona por culpa de unos cuantos políticos indeseables.
Pero esto es España queridos lectores. Triunfa el ‘vividor’ y fracasa el trabajador.