Miles de soldados tomarán las calles para controlar los graves altercados por la muerte a manos de un policía blanco del afroamericano George Floyd
Momentos muy críticos para el presidente de Estados Unidos. Si no tenían problemas al otro lado del charco con el maldito coronavirus, ahora se les suma el mayor virus de todos los tiempos, el racismo.
Trump anunció que el ejército tomará las calles para controlar los graves disturbios originados tras la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un patético policía hace ya una semana. “Miles y miles de soldados y fuertemente armados”, amenazó, añadiendo que “Estoy movilizando todos los recursos federales, civiles y militares disponibles para detener los disturbios y los saqueos para poner fin a la destrucción y los incendios provocados y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley”.
La situación es caótica a lo largo y ancho del país. No se recuerdan disturbios de tal magnitud por temas raciales desde el asesinato de Luther King, en 1.968
Trump destacó en la rueda de prensa que todos los actos violentos de protesta serán considerados “terrorismo interno” y una “deshonra para el país”.
Casualmente, mientras el presidente de Estados Unidos comunicaba dichas palabras, la Policía dispersaba a base de pelotazos de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes que se agolpaban frente a la Casa Blanca.