sábado, julio 27, 2024

¡Viva el vino y las mujeres!

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Artículo de opinión de Carlos José Márquez Sánchez

Nuestro genial y eterno Manolo Escobar con esta famosa canción que ya forma parte de la idiosincrasia del político español y por extensión del político cartagenero, cuál profeta musical describió muy bien lo que pasa en este ayuntamiento, el de Cartagena , que más que ayuntamiento es un lupanar de selecto personal.

Y es que, irremediablemente, se me viene a la memoria el bochornoso episodio de aquella primera moción de La Trinca, presentando una moción para subirse el sueldo el pleno municipal por un montante total de 250.000 ‘eurazos’ anuales, o sea, 40.000.000 (cuarenta millones de las antiguas pesetas).

Todo por el bien del pueblo, claro está…

Y digo yo, señoras y señores del pleno municipal, ustedes que tan bien cobran y que tan escasamente trabajan… ¿ De el tema de la reapertura del hospital del Rosell ustedes es que no se acuerdan?

Ya que ustedes llevan tan presente el tema de aumentar sus ‘sueldazos’ en beneficio del pueblo, pues digo yo que deberían de acordarse de reivindicar también lo que supondría tener otro hospital abierto para que, entre otras cosas, no nos quedemos tiesos como una caña seca antes de pasar el puerto de La Cadena.

Pero claro, ustedes que tanto y tan bien cobran, seguro que no tienen ese problema, con buenos seguros médicos pagados por esos mismos ciudadanos a los que ustedes escatiman derechos y les exprimen el bolsillo.

Pero claro, todo esto es por el bien del ciudadano, permanecer callados para que no se reabra un hospital vacío, situado estratégicamente para poder darle sanidad y salud a las gentes de Cartagena. No aplicar la ley del Rosell, esa misma  que en el 2016 se promulgó en el parlamento ( ley 3/2016), la no protesta ni denuncia en los tribunales por parte de un ayuntamiento manso e inepto. Eso, todo eso y mucho más es por el bien de Cartagena y los cartageneros.

Que pena, que tristeza y cuanta impotencia cuando veo a esta manada de borregos, que cada cuatro años se dirigen al matadero de las urnas y les siguen poniendo al matarife el hacha asesina que nos corte nuestro borreguil cuello.

Eso sí, antes de matarnos, nos aseguran chupando la sangre , como es costumbre el ellos, los que velan por nuestros intereses pero nos niegan una sanidad de calidad.

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