viernes, abril 19, 2024

“Mis buenos alcaldes”

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Artículo de opinión de Carlos León Roch

Algunos tenemos-aún- el concepto del “Servicio” como algo que se realiza con abnegación y desinterés. Y se nos viene a la memoria aquellos médicos de pueblo, sin horarios, sin vacaciones, sin sustitutos. O recordamos la “pareja” de guardias civiles, caminando noche y día, con sueldos minúsculos que requerían el auxilio de los campesinos, que les ofrecían un plato de comida o un refugio momentáneo ante el temporal. O los famélicos curas de pequeñas aldeas, solos, demasiado solos. Y también regidores locales, entregados a su labor social, con ninguna o con ínfima retribución. De estos me acuerdo ahora; no referidos a pequeñas poblaciones sino a Cartagena, a lo largo de mi vida, que ya está siendo venturosamente larga… 

En aquella lejanía los alcaldes –y los concejales, claro- no tenían ninguna retribución, ninguna en absoluto: eran cargos  “gratuitos y obligatorios”, por la ley de Régimen Local de entonces…

El primer alcalde del que tengo constancia personal y recuerdo era un abogado y también militar: llegó a general, alto cargo, y tuvo una variada y destacada descendencia. No era de aquí, como tantos otros vecinos (¡CARTAGENA CIUDAD ACOGEDORA!), pero conectó muy bien con su pueblo y procuró la construcción de muchas viviendas sociales, a un coste que ahora parece imposible de conseguir. 

Después fue designado alcalde “uno de los nuestros, nacido aquí”: un gran empresario de la automoción que dirigió el ayuntamiento con sus criterios empresariales, ajustando los escasos ingresos a los gastos, y eligiendo entre estos, los de mayor impacto social. Su mandato terminó con presupuesto equilibrado, sin deuda. Y la ciudad, como su empresa, siguió creciendo. 

Le siguió un austero, estricto y querido funcionario, que vivió y murió en casa alquilada, con la satisfacción del deber cumplido , y la tristeza de no haber podido completar su ambicioso plan de desarrollo ciudadano, al aplicársele la ley de incompatibilidades. ¡Solo sobrevivía con el sueldo de funcionario “al servicio de otros ministerios! 

Otro austero militar-letrado y otro empresario, ambos cartageneros, se sucedieron en una época compulsa. Y sirvieron a su ciudad  con generosidad, con dedicación; y acatando los profundos cambios de la transición. 

Después se han sucedido varios alcaldes, y alcaldesa. Los he conocido y tratado menos, pero en ellos los aciertos y las virtudes que, sin duda han ostentado, han sido diferentes a las de aquellos que he mencionado; los de mi “memoria histórica”. La disponibilidad de presupuestos muy incrementados; los nuevos impuestos, el aumento de los funcionarios y de la capacidad de decisión en los asuntos municipales, les han dado, sin duda, una gran capacidad de actuación. 

Como cartagenero “acérrimo”, todos los que han servido y sirven a mi ciudad, a mi comarca y a mi Patria tienen, de entrada, mi agradecimiento y consideración.  Aunque tengo que resaltar a los que he conocido de cerca. Y a los que he querido. 

Y a Pepe.

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