jueves, noviembre 21, 2024

“Anhelos húmedos, inalcanzables”

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Artículo de opinión de Carlos León Roch

Todos los humanos  tenemos, desde la adolescencia, múltiples anhelos… De presencia o fuerza física, de inteligencia y brillantez social, de encontrar la ”media naranja” ideal, soñada; anhelos de una comunidad feliz, de una patria querida y respetada… También sentimos anhelos imposible o absurdos; sueños inalcanzables, en los  ámbitos personal, familiar o social.

Nosotros -en Cartagena, – orgullosos de lo que la naturaleza y, casi siempre, el Estado nos ha concedido: Una historia trimilenaria; una gran industria, fortificaciones e instalaciones militares, pesca arraigada en la Historia, un campo que, con agua, da ”mil por uno”; clima, turismo, fiestas y ceremonias… Y todo ello con una participación “modesta” de la ciudadanía, siempre pendiente de que nuestros hijos ”vayan” al Arsenal, a la “Bazán”, a Refinería…todo en relación a la formación y capacidad  de cada uno de ellos, pero, casi siempre, buscando “la olla grande” que el Estado (en sus diversas “ advocaciones” nos ha ido regalando a lo largo de los milenios…Naturalmente con numerosas, pero contables, excepciones de personajes de gran importancia, de “cartageneros ilustres”.

Otros, en las tierras interiores, han tenido que valerse de su ingenio comercial, de su laboriosidad contrastada, de sus habilidades sociales y políticas, para lograr con esfuerzo y dedicación, que esas tierras, destinadas en principio a la agricultura, a la ganadería, a los frutales, superan los límites que la naturaleza había impuesto. Tierras aisladas en valles, lejos de las grandes vías de comunicación, lograron atraer los poderes  que les permitieron “crear”  esas vías.

La “abducción” del obispo de Cartagena a la tierra interior fue la primera y decisiva- acción  para el desarrollo de esas tierras…y la postergación de Cartagena; abducción que incluyó la Catedral y todas las importantes instalaciones que una diócesis lleva consigo…

Con el declinar del poder “terreno” de la Iglesia, les fue necesario “crear” las grandes infraestructuras de comunicación. Así, la ”autovía  del Mediterráneo”, dejó  de denominarse  así  para convertirse en “autovía de la huerta”… aunque para volver a ser mediterránea, una vez eludida Cartagena y el Ferrocarril del Mediterráneo lleva el mismo camino, atravesando los ya escasos y olorosos limonares. Y del tren normal, y del AVE….mejor no hablar.

Son anhelos que el poder, el esfuerzo y la dedicación han logrado…Otros son ilusorios, inalcanzables.

Así, en la prensa de papel, ha aparecido una información en la que se comenta la inauguración del ”primer Crucero” turístico cruzado el río Segura…y, junto a él, la imagen del “barco de Recreo ”que deslumbra a Cartagena…

Seguramente, la ausencia de formación marinera ha confundido lo que es una pequeña lancha de paseo fluvial (¡de corto recorrido!), con 40 pasajeros, con un enorme CRUCERO con unos 6.000 personas, entre turistas y dotación.

Por ahora, el calado del río Segura no permite la arribada de grandes buques.

Se trata de verdaderos anhelos “húmedos”, inalcanzables .

Pero si se empeñan…

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