Artículo de opinión de Carlos León Roch
Es una popular frase que expresa la ocultación de algo valioso por la presencia de otros valores, menos significativos…
Algo así ocurre ante el castillo de la Concepción, el popularmente conocido como “castillo de los Patos”, obligada visita dominical de generaciones de niños cartageneros…
Ahora, sólo desde el propio castillo, puede ser contemplado…A cambio, unos hermosos cipreses y grandes pinos mediterráneos crean un frondoso ámbito verde que tapa la visión del castillo.
Qué duda cabe que todos estamos concienciados y preocupados por la defensa del medio-ambiente, por la protección de la Naturaleza; cuestiones tan amenazadas… Decenios contemplan la plantación arbórea que oculta el Castillo.
Y más de dos mil años llevan los barcos con bandera de todas las naciones, de todas las culturas, de todas las religiones atisbando desde la bocana del puerto la silueta del castillo de la Concepción; templo romano que se construyó en honor de Esculapio, su dios de la medicina y la curación. Con el transcurso de los siglos, fue alcazaba musulmana y –más siglos- castillo medieval.
Siempre conservó, pese al transcurso de la Historia, su morfología básica. Ahora, como Centro de Interpretación ofrecido al turismo, revive esos milenios presidiendo la ciudad y ofreciéndose a propios y a extraños, a buques y gaviotas, como ”faro” diurno de una ciudad trimilenaria, orgullosa de serlo.
Seguramente, las autoridades locales, muchos de los cuales se han paseado, han alimentado a los patos, ellos, o sus hijos, o sus nietos, también desearán liberar el entorno próximo del Castillo, “clareando” la vegetación abrumadora para mostrar a todos nuestro hermoso y milenario Castillo de la Concepción, situado en el Parque Torres, ese gran y malhadado alcalde.