jueves, noviembre 21, 2024

Covid-19: Responsabilidad desoída

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Artículo de opinión de una profesora de Cartagena

La pandemia que está azotando a la población a nivel mundial toma colores distintos en determinados sectores de la sociedad.

Concretamente se han denunciado en la Manga del Mar Menor situaciones como la que se describe aquí. Grupos de jóvenes de alrededor de 17 años, diariamente sentados en un banco, sin guardar distancia de seguridad, sin mascarillas, compartiendo una bolsa de pipas, mecheros, móviles y tabaco.

Es tristemente por todos conocida la llamada a la responsabilidad hecha por el Gobierno Autonómico y Central, especialmente a los más jóvenes. Resulta desolador comprobar cómo se pone en juego la salud de las personas ante actitudes como estas.

Resulta inquietante el temor de los docentes de cara a un inicio de curso, en el que alumnos y alumnas responsables, que han cumplido las normas, tengan que compartir espacio con aquellos que desoyen, que niegan, que por fortuna no conocerán casos cercanos, pero que estrechan la distancia peligrosa y lamentablemente con la enfermedad.

Criticado el sector docente por la huelga convocada al inicio de curso para reivindicar medidas de seguridad que no pongan en riesgo la salud de la comunidad educativa y en consecuencia la de todos y tachados de muchas cosas, se incorporarán a los colegios e institutos a darle lecciones a jóvenes como estos, cuando la lección más importante es otra que se empeñan en no aprender: respeto, responsabilidad, conocimiento y prudencia. Lecciones estas que se aprenden desde casa y mucho más importantes que las Matemáticas o las Sociales.

Todos hemos sido jóvenes y alocados, pero los tiempos en los que nos está tocando vivir ponen de manifiesto que los principios de la juventud, sin generalizar, están en horas muy bajas.

¿Dónde está la educación de estos muchachos? ¿Dónde están la responsabilidad y los valores? ¿Es el caos del Gobierno el reflejo de una sociedad que no cumple con la obligatoriedad de llevar puesta una mascarilla por el bien de todos e incapaz de cumplir normas de salud pública? ¿Nos queda llamar a la policía y denunciarnos unos a otros? ¿Esto es el futuro de España?

La hostelería no se merece las pérdidas a las que se está enfrentado por esta ciudadanía inmoral. El personal sanitario y policial no se merece poner en peligro su salud por esta ciudadanía inmoral. Los docentes no se merecen enfrentarse cara a cara con esta ciudadanía inmoral.

La gente que se guarda y que cumple las normas no se merece a esta ciudadanía inmoral, indiferentemente de la edad o nacionalidad que tenga.

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