jueves, noviembre 21, 2024

Verdades y mentiras sobre el presunto asesinato de Emilio Botín

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Ríos de tinta han corrido, pocos para los que debieran, sobre el presunto asesinato de Botín acontecido el 9 de septiembre de 2014 en la sede corporativa del Santander en Boadilla del Monte

Mientras preparamos la entrega especial que dedicaremos al presunto asesinato de Emilio Botín, vamos a aclararles algunas dudas que corren por internet y las redes sociales sobre la muerte del padre de Ana Patricia Botín y anterior presidente del Banco Santander.

La primera precisión que debemos hacer es que en cuartaedición.com somos periodistas y no jueces, por lo que no podemos declarar de forma oficial que Emilio Botín fue asesinado porque esa labor les compete en exclusiva a los jueces y tribunales que deberían declararlo en sentencia firme. Por tanto, todas nuestras referencias al asesinato de Emilio Botín deben considerarse de presuntas -aunque nosotros creamos esas acusaciones- y sin perjuicio de que no repitamos de forma constante el adverbio presuntamente cada vez que nos refiramos al luctuoso acontecimiento.

La labor del periodista independiente no es juzgar, sino informar y poner en duda las verdades oficiales incluidas las judiciales que muchas veces ocultan grandes mentiras y enormes fraudes e injusticias con alambicadas, arteras y torticeras argumentaciones que deben ser puestas en evidencia y desenmascaradas. En muchas ocasiones son los propios periodistas los que ayudan a ocultar la verdad tras un manto de informaciones falsas patrocinadas por aquellos a los que la verdad puede perjudicar. No vamos a señalar a ningún medio ni a ningún periodista con nombres y apellidos –sería muy prolijo- pero les remitimos a nuestra primera entrega sobre este especial del Banco Santander en el que les informamos de como el Santander destina 700 millones de euros anuales a publicidad que les sirven para callar las bocas de la mayoría de los medios y periodistas (Banco Santander: 700 millones anuales para comprar el silencio – cuartaedicion.com).

Les advertimos de todo esto porque cuando hagamos pública la información, documentación y testimonios de los que disponemos sobre el presunto asesinato de Emilio Botín saltarán diferentes medios y periodistas para tratar de desacreditar nuestras informaciones. También aparecerán los habituales comentarios de los palmeros, lacayos y paniaguados a sueldo de Ana Patricia Botín y el Banco Santander que descalifican a todo el que no les baila el agua.

Meses atrás nuestro compañero Josele Sánchez publicó la exclusiva sobre el asesinato de Emilio Botín, y, pese a destapar una exclusiva que debería haber abierto los noticieros de televisión y radio y las primeras páginas de todos los periódicos de papel y digitales, fue acallada por esos medios a los que los Botín tiene comprados con la “pólvora del rey” de la que disponen a discreción y que es patrimonio exclusivo de los accionistas del Santander y no de los Botín y sus secuaces que se enriquecen a costa del banco a diario.

No contentos con silenciar tamaña exclusiva, alguno de los medios más afines a Ana Patricia Botín se dedicaron a proferir descalificaciones “ad hominen” sin examinar ni investigar las informaciones y evidencias facilitadas por nuestro compañero, como habría hecho un periodista que se precie de serlo de verdad y no de los que viven de cobrar por ocultar noticias. No vamos a mencionar siquiera a esos medios y periodistas porque su falta de deontología profesional y de moralidad no les hace merecedores de que se les haga publicidad gratuita cuando además de no honrar a su profesión publicando la información de la que disponen tratan de ocultarla con ataques a otros periodistas que si cumplen con su función de informar sin sometimiento a un pagador tapa bocas.

Podemos confirmarles, por mucho que algunos lo nieguen, que el asesinato de Emilio Botín fue denunciado ante la Fiscalía a través de un acta notarial de manifestaciones en la que se mencionaban alguna de las circunstancias del presunto asesinato.

Habida cuenta que dicha denuncia no fue investigada ni tramitada por la Fiscalía como era su obligación, los hechos fueron participados a la Audiencia Nacional que requirió la formulación de querella, la cual fue debidamente interpuesta.

No hagan caso a los que nieguen la existencia de la mencionada denuncia y de la posterior querella, porque la negación de esos hechos es falsa ya que en cuartaedición.com hemos visto ambos documentos y nos consta la apertura de diligencias en la Audiencia Nacional en el Juzgado Central de Instrucción del magistrado Santiago Pedraz.

Sentado lo anterior, procede plantearse si existe en España alguien que se atreva a formular una querella sobre el asesinato de un personaje público como Emilio Botín faltando a la verdad y siendo a su vez consciente de que si su denuncia es falsa sería acusado y condenado por denuncia falsa con la correspondiente reclamación de daños y perjuicios por parte de la familia Botín.

A parte de esa denuncia y posterior querella se ha producido la intervención del accionista Eduardo Martín-Duarte Rosa que en la pasada junta, como les contamos en una pasada entrega (El asesinato de Emilio Botín, en la Junta del Santander – cuartaedicion.com), preguntó a Ana Patricia Botín en plena junta sobre las noticias que la relacionan con el asesinato de su padre (https://www.youtube.com/watch?v=OPLze0YWPNk).

Ninguna querella por denuncia falsa

A este respecto podemos participarles que no nos consta que ni el denunciante de los hechos ni el periodista que se hizo eco de ellos, ni el accionista recibieran ninguna denuncia o querella por denuncia falsa, injurias o calumnias; y eso ya es un indicio, a nuestro entender, de la apariencia de realidad de los hechos. Cualquiera de ustedes que hubiera sido acusado públicamente de asesinar a su padre, esposo o jefe y no lo hubiera hecho procedería a denunciar la falsa acusación ante la Justicia, y con más razón cuando el acusado tiene una imagen social y un trabajo como presidenta de un banco que depende de su credibilidad.

Pasando a los hechos, es conocido que Emilio Botín desde hacía varios años no vivía en la casa de la lujosa zona residencial de Somosaguas en Madrid con su esposa Paloma O´Shea Artiñano, bilbaína de ancestros irlandeses. Ambos hacían vidas separadas desde muchos años atrás dedicándose la esposa del difunto al mundo de la música. Muchos de ustedes sabrán que Emilio Botín se hizo construir un apartamento en la sede corporativa del Santander en Boadilla.

Por tanto, no es cierto que Emilio Botín falleciese en su cama de la casa de Somosaguas como Paloma O´Shea y el resto de la familia quisieron hacerle creer a toda la sociedad para ocultar las verdaderas circunstancias de su muerte. Y ustedes se preguntarán ¿qué necesidad había de ocultar que Emilio Botín no había muerto en su cama de la casa de Somosaguas? Ninguna, salvo que con ello se quisieran esconder otras circunstancias colaterales que coadyuvan con la veracidad de los hechos denunciados sobre el asesinado del capo del Santander.

Precisamente, en esa dirección, nos encontramos con el detonante del presunto asesinato que es la existencia de una relación de Emilio Botín con su amante y sus deseos de contraer matrimonio con ella. Muchos en el Santander niegan que Emilio Botín tuviese una amante con la que quisiera contraer matrimonio. Pero ese hecho es una realidad y ha sido publicado, entre otros por Vozpopuli (https://www.vozpopuli.com/buscon/Emilio_Botin-Santander-Bodas_0_747825276.html), y además era un secreto a voces comentado en la ciudad financiera del Santander.

No en vano, la primera decisión que Ana Patricia Botín adoptó al hacerse con la presidencia, tras el presunto asesinato de su padre, fue despedir a la amante de su padre, María Sánchez del Corral -directora de marketing corporativo y marca de grupo Santander-, que, desde entonces, guarda un silencio “sepulcral” que aparenta haber sido satisfactoriamente retribuido.

Como hemos dicho esa relación fue el detonante del presunto asesinato de Emilio Botín. Al parecer esa relación hizo saltar las alarmas en el clan Botín, ya que el octogenario capo del Santander, no conforme con mantener la relación íntima con María Sánchez del Corral, quería contraer matrimonio con ella. Pero para ello, antes, debía divorciarse de Paloma O´Shea y compensarla con una ventajosa liquidación de la sociedad de gananciales para que no pusiese ningún inconveniente a la disolución matrimonial.

Muchos de los lacayos del clan Botín y paniaguados del Santander, cuya vida depende del sueldo que perciben por hacer de palmeros y pelotas de la presidenta del banco y ocultar sus fechorías, negaran ese hecho, pero el mismo se publicó haciendo constar que los abogados de Emilio Botín le presentaron la documentación necesaria para la disolución del matrimonio y la liquidación de la sociedad conyugal.

Pero, derivados del futuro matrimonio, existían otros flecos que solucionar ya que la nueva unión conyugal podría producir innegables derivaciones económicas que podrían tener consecuencias en el reparto del haber hereditario de Emilio Botín entre sus hijos y su futurible nueva esposa. Situación que habría contrariado a los vástagos del capo cántabro.

En el trasfondo del presunto asesinato también habría motivaciones de sucesión en la cúpula del Santander, ya que Ana Patricia llevaría tiempo solicitando a su padre sucederle en la presidencia del banco. Su padre le hacía promesas pero, a la hora de la verdad, se negaba a ceder la presidencia, pese a que tenía ya 80 años y además pretendía seguir al frente del banco, lo que desesperaba a su hija. Pese a las promesas de su padre, Ana Patricia veía como su ascenso a la presidencia se retrasaba mientras que simultáneamente las posibilidades de su hermano Javier subían en las encuestas. Emilio Botín padre sucedió con 52 años a Emilio Botín abuelo, que tenía 83 años al abandonar la presidencia del banco, y en 2014 Emilio Botín estaba a punto de cumplir 80 y Ana Patricia los 54, pero pese a ello el presidente del banco quería continuar en la presidencia y su hija ansiaba hacerse con ella. El resquemor de Ana Patricia hacia su padre se hace patente en las entrevistas/publirreportajes de Jesús Calleja y María Bartiromo en Fox News.

Ana Patricia no tenía el beneplácito de su padre para asumir la presidencia, que con 80 años y un nuevo amor lo normal hubiera sido abandonar el banco y dedicarse a disfrutar de los últimos años de vida junto a su nuevo romance. Pero la negativa a que asumiese la presidencia también provenía de Jaime Botín, hermano de Emilio y tío de Ana Patricia, que no consideraba capacitada a su sobrina.

‘Eliminando’ rivales

Otros terceros ajenos a la familia y cercanos al difunto tampoco consideraban capacitada a Ana Patricia Botín para dirigir el banco cántabro. Claro síntoma de ello es que nada más hacerse con el poder se deshizo sin contemplaciones de los más allegados a su padre entre los que, por su relevancia pública, se puede citar a Javier Marín Romano, que hasta entonces era el consejero delegado designado por Emilio Botín tras la sustitución de Alfredo Sáenz, y que salió del banco a los dos meses escasos del alzamiento de Ana Patricia tras el presunto asesinato de su padre.

Otros han ido desapareciendo de la escena del banco, no sin resistencia ya que alguno de ellos dispone de infinidad de información y documentación que afecta directamente al clan Botín y a los miembros del comité ejecutivo y otros departamentos del banco que se han enriquecido durante décadas a la sombra del Santander. Mientras tanto, otros tomaron partido por Ana Patricia y se quedaron a su lado preparándole el camino para que accediese a la presidencia, pero, claro está, nada en esta vida es “gratis et amore”.

Sobre las circunstancias del presunto asesinato también existen dudas y versiones contradictorias sobre cómo es posible que una persona obsesionada con su salud como Emilio Botín que siempre llevaba consigo un desfibrilador para salvarle de cualquier ataque al corazón muriese, según la versión oficial, supuestamente de un ataque al corazón en su casa. Se han dado otras versiones de que murió después de mantener relaciones sexuales con María Sánchez del Corral con la que habría vuelto de viaje desde Italia tras presenciar el Gran Premio de F1.

Lo cierto y verdad es que la querella denunció el asesinato de Emilio Botín en la sede corporativa del Santander, muerte que habría sido instigada por su hija y esposa por las motivaciones expuestas, y que habría sido ejecutada por el amante de Ana Patricia Botín “en compañía de otros” -como dijera la sentencia por el asesinato de los Marqueses de Urquijo-, al parecer, relacionados con turbios negocios de narcotráfico.

Muchas otras dudas sobrevuelan sobre el cadáver, el médico habitual, el certificado de defunción, la inexistencia de autopsia, el levantamiento del cadáver y el traslado del cuerpo desde Boadilla hasta Somosaguas (Pozuelo). Mucho hay que contar de la inmediata vuelta de Ana Patricia, desde Londres a Madrid, para su nombramiento como presidenta en esa misma noche ratificado en consejo del banco celebrado de manera inmediata el día después. ¿Qué necesidad había de nombrar de inmediato a Ana Patricia Botín presidenta del Santander? ¿Por qué no se abrió un proceso de sucesión ordenado, con luz y taquígrafos como hubiese ocurrido, en pleno siglo XXI, en cualquier otro banco como el Santander de los primeros del mundo? ¿Fue el raudo y expeditivo nombramiento de Ana Patricia Botín consecuencia de las extrañas circunstancias que rodearon la muerte de Emilio Botín? Todo esto y más cosas se las desvelaremos próximamente.

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