Artículo de opinión de José Muelas Cerezuela
Dicen que la envidia -la tristeza que produce el bien ajeno- es el peor de los defectos pues toda la desazón que produce no conlleva ninguna ventaja; al menos el ladrón, el malversador o político corrupto de su mala acción sacan un beneficio, pero no así el envidioso quien, de su mala pasión, solo saca comezón y trsiteza.
Dicen eso de la envidia pero yo tengo para mí que hay algo peor y es ese placer que experimentan algunos en negar a los demás aquello que ellos disfrutan. El rico que disfruta negando sus sobras al que no tiene, el culto que se niega a enseñar al ignorante por seguir viéndolo ignorante o el burócrata que niega a los demás lo que le corresponde solo por sentirse importante.
Este tipo de tullidos morales, estos que no quieren que los demás tengan lo que ellos tienen, son frecuentes en España y así, si el rey por ser rey tiene corte, ellos se creen con derecho a mantener cortijos y, amparados en un diseño del estado tan antiguo como la guerra de sucesión, prefieren abrazarse a un dibujo en el mapa que a los deseos y necesidades de las personas.
Hace 22 años que los Graduados Sociales de Cartagena -una ciudad con más población que 34 capitales de provincia de España- se agruparon en una asociación a fin de poder tener un colegio de graduados sociales en la ciudad del mismo modo que lo tienen los abogados. Sin embargo -¡ay!- quienes ya gozan en esta región de cortijo no quieren que otros lo disfruten y el torpedeo a las iniciativas legislativas del Parlamento Autonómico ha sido y es constante.
Hoy, a fin de que se apruebe una proposición de ley que, apoyada por todos los partidos políticos de la Comunidad, no sale curiosamente adelante, han convocado una concentración frente a nuestro parlamento autonómico: la Asamblea Regional.
Y yo voy a ir, aunque solo sea porque, tras 22 años de asociación, es tiempo de que en la ley sea normal lo que en la calle es normal y sobre todo por ver -o mejor dicho, no ver- los rostros de quienes diciendo una cosa con sus lenguas la contradicen con sus acciones.
Hoy las ausencias de algunos políticos van a ser más importantes que sus presencias.
Faltan dos meses para las elecciones.