sábado, julio 27, 2024

Ni muerto ni de parranda: “El Mar Menor está vivito y coleando”

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Demasiados engaños sobre nuestro ‘tesoro’

Una mañana llegué a mi taller de coches habitual y había en el un par de coches de aquellos que se habían “ahogado” en las riadas de los Alcázares por las tristemente famosas “Danas”. El mecánico me los estuvo enseñando por dentro, y observé en el interior, en la zona de las alfombrillas donde se reposan los pies, que había una gruesa placa de barro cocido por toda su superficie. El agua con barro que había arrastrado por las ramblas hasta los Alcázares había entrado en el interior del vehículo y se había secado dentro de él. Los días de sol posteriores, y el efecto invernadero que hacen los cristales del coche cuando están cerraros, elevaron tanto la temperatura interior del vehículo en los días posteriores, que el barro literalmente se “coció”. Todavía lo conservo, como prueba del gran engaño que ha habido sobre el Mar Menor, tiene un dedo de grueso o más. Si diluyes un montón de barro mezclado con agua dulce en agua salada y con poca profundidad, recordemos que junto a la orilla nuestra laguna mas bien parece un charquito, pues es absolutamente normal que toda la vida que hay en ella, sufra, e incluso perezca.

El barro procedente de las escorrentías de las ramblas fue el factor detonante más brusco de aquella, ya un pelín lejana, crisis del Mar Menor. Pero los supuestos defensores de la laguna, jamás han aceptado mi propuesta de reforestar las montañas que drenan hacia la laguna. Ésto haría que el suelo se llenase de materia orgánica y absorbería la mayor parte de las lluvias, lo cual equivale a acumular oro bajo los suelos de nuestras montañas. Posteriormente la materia orgánica dejaría desprenderse esa agua y formaría riachuelos, manantiales, etc. Generando riqueza hídrica para nuestra región. Tal y como ocurrió en Sierra Espuña después de que Ricardo Codorniú obrara allí un milagro.

Capacidad de retención de agua

Cuando llueve en montañas desforestadas, como las de la cuenca del Mar Menor, el agua en su descenso al resbalar por suelos desnudos coge presión (fuerza) y también caudal al juntarse con mas agua de la que ha caído en las partes mas bajas. Esto arrasa por donde pasa y se lleva minerales, nutrientes, basura, químicos, etc… hacia el mar. Paradójicamente, las tierras roturadas para hortalizas tienen una capacidad de retención de agua muy superior a las que se manejan en secano, y muchísima mas a las de los terrenos válidos (humedales incluidos). La razón es muy sencilla; los modernos subsoladores (topos) y descompactadores profundizan la tierra hasta casi un metro, creando un horizonte de suelo donde cabe muchísima agua de lluvia antes de que esta sature y llegue al mar en forma de escorrentía.

El agua procedente de la escorrentía tiene otro problema añadido para el Mar Menor; que es dulce, mientras que la laguna es muy salada. Decía Seneca en sus “Cuestiones Naturales” que por mucha agua que tiren los ríos al mar, jamás lo dulcificaran. Y tenia razón. Pero las “Danas” son algo completamente antinatural, achacable completamente a la acción deforestadora del ser humano. Y en el caso de nuestra región, la brutal cantidad de agua que vierten en muy poco tiempo las gotas frías sobre la “pequeña” laguna salada, hace mella en esta, y mucha, al menos hasta que ella misma consigue reponerse. Pero a pesar de que todos los supuestos amantes de la laguna saben esto, ninguno ha dicho ni mu de reforestar. Pero eso sí, el señor Pedro el totalitarista de Anse está reforestando cerca de la urbanización en la que vive, un llamado bosque “romano”, ¡¡hay que joderse!!, con la falta que tiene la cuenca del Mar Menor de bosques que hagan desaparecer las “Danas” convirtiéndolas en riqueza hídrica, y el Rodríguez de la Fuente de pega en otros menesteres! En fin, cada uno queda por lo que es, y parece que lo de la laguna ha perdido fuelle, y lo ha perdido porque ya hace mas de un año que nuestro charquito está limpio.

Hay una cita de Bill Mollison, uno de los verdaderamente grandes de la ecología en el mundo, que reza así: “No hay forma más rápida de aumentar el caudal de un río o una rambla que quitar los bosques de su perímetro y de las montañas de las que recibe escorrentía”. En el pasado nuestra región ya ha demostrado rotundamente que esta frase es absolutamente cierta. Porque fue reforestar Sierra Espuña y al poco tiempo se terminaron las riadas destructivas en la zona.

La agricultura del Campo de Cartagena subsiste

La agricultura del campo de Cartagena, a pesar del enorme daño que se le ha infringido, subsiste. Y hasta este año ha vuelto a cobrar relevancia al haber demostrado, una vez más, que, cuando viene un invierno muy agresivo a Europa, es necesaria y mucho, para surtir de productos frescos a los mercados europeos. Sí sí, esos mismos que nos surten a nosotros de coches, herramientas, salmones, tecnología, vacunas, etc. Porque aquí la progresía nos quiere hacer creer que si producimos comida para venderla a Europa es porque somos avaros, pero si las furgonetas de Amazon no tienen descanso ni los domingos, entonces a eso lo llamamos progreso, ¡Perdona!. Este año además ha ocurrido algo que en Europa no esperaba nadie, y es que ha nevado, y mucho, en las zonas productoras de hortalizas de Marruecos, ¡mientras aquí seguíamos dale que te pego con la lechuga fresquita!

La acción humana maltrata el Mar Menor

Siendo justo he de reconocer que la idea de retirar las algas fue muy acertada, y deberá seguir haciéndose, así como otras labores de mantenimiento. Porque otra cosa de la que no se han dado cuenta los supuestos amantes de la laguna, es de que el Mar Menor, amen de ser un ecosistema, ya no puede ser considerado natural desde hace mucho tiempo, porque la acción humana le afecta y mucho, como a cualquier otro ecosistema. Y claro, lo fácil es echarle la culpa a los agricultores. Total, estos por la demanda de esfuerzo que tiene su profesión no tienen tiempo de quejarse, eran el blanco perfecto. Y sí, claro que la agricultura afecta a la laguna, pero también el que usted se bañe cada día de verano en ella, y que de vez en cuando suelte su chorrito de pipí, como todo hijo de vecino. ¿Cuántos bañistas recibe la laguna de junio a septiembre? ¿Un millón diarios? ¿Millón y medio? O quizá más… con que se orinen uno de cada cuatro, que serán más, pues hay nitratos y fosfatos para dar y regalar. Claro, en los años veinte no había tantísima gente en ella en verano, por eso lo soportó mejor. Y lo de las tropecientas motos de agua que “putean” literalmente hablando, la vida submarina de la laguna cada día, de eso nadie ha dicho ni mu. ¡A ver si ahora va a resultar que al Hipocampo le mola la velocidad de estas y todo! Ha habido días que he salido a remar en el kayak y he contado mas de 100 remolques de motos de agua en Puerto Bello, y es solo un punto de los muchos que hay para desembarcar estos auténticos diablos náuticos.

Las aguas residuales

Pero lo más grave que ha afectado a la laguna no ha sido ni la agricultura, ni la gente bañándose, ni las motos de agua, ni las “Danas”, ni tanto inútil que anda suelto no. Todos estos han sido factores sumatorios. El más grave impacto que ha sufrido la laguna han sido las aguas residuales, y en este aspecto sí que se han reído de nosotros desde la política y desde la pseudo ecología, pero con descaro. Unos buscando votos, y otros siendo lerdos dejándose manejar por quienes buscan terreno para poner placas solares.

Si no hubiera un grave problema de aguas residuales, el gobierno no hubiera destinado con urgencia 20 millones de euros para arreglar los alcantarillados de los pueblos ribereños, especialmente de los Alcázares. En los últimos días el MITECO ha dado un plazo de 7 años para que los ayuntamientos implanten medidas que refuercen la protección de la laguna contra las fugas de aguas residuales. E incluso se ha calificado Cartagena como “zona sensible para el tratamiento de las aguas residuales”. Hasta Anse tuvo que reconocer, aunque yo creo que fue por despecho, que los derrames de la depuradora de Cartagena caían sobre tierras que drenan al Mar Menor.

Lo del ayuntamiento de los Alcázares es absolutamente inmoral, porque sus técnicos sabían perfectamente que había escapes hacia el Mar Menor, y además muchos. Y aun así seguían culpando a los agricultores. Y ahora sin embargo sacan pecho de que “ya no van a tener escapes al Mar Menor”. ¿Ah, pero antes los tenían?, ¿Y por qué no dijeron nada con la que había liada?

Una piscina pseudonatural

Con estas medidas de contención de aguas residuales, y el necesario mantenimiento que hay que seguir haciéndole a la laguna, esta se mantendrá limpia, como está ahora, y sélo se ensuciará si entran factores nuevos en juego, que ya os digo yo que nada van a tener que ver con la agricultura, sino con las “Danas”. Y entonces los pseudo amantes de la laguna tendrán que reconocer que lo que hay que frenar son las escorrentías, y por supuesto los escapes de aguas residuales. El Mar Menor es ahora una gigante piscina pseudonatural, y como tal necesita mantenimiento constante, especialmente en verano, que es cuando más uso recibe.

Cualquier turista de la Manga del Mar Menor que guste de pasear, sabe perfectamente que esta tiene un grave problema de aguas residuales. Y además de difícil solución, porque, como bien sabemos los navegantes, toda la zona marítima próxima a la Manga, es de baja profundidad, con lo que tirar las aguas residuales a través de emisarios al mar no es en absoluto una buena idea, y los temporales devuelven mucha de esa suciedad, entrando por su puesto también a la laguna, faltaría más. Tiene mejores condiciones para ello Cala Reona y aun así miren la que tienen liada allí con la dichosa tubería, que sigue tirando los residuos justo en la playa. ¿Para cuándo un aprovechamiento total de las aguas residuales como riego y abono en lugar de ensuciar los mares? ¿No dice Europa que hay que hacer economía circular? Tendré que preguntarle a Anse a ver si el me sabe decir algo al respecto. Aunque ya les digo yo que con los cuatro millones de euros que va a costar el bosquecito romano ese, solucionaba yo el problema de la laguna.

Desde la progresía son muy ávidos en aprovechar circunstancias puntuales para sacar redito en las urnas. Murcia es un infierno electoral para ellos, y la “sopa verde” hubiera sido un valioso “Prestige”, pero resulta que ahora el agua esta tan bien, o tan mal, como ha estado siempre. Y a ver a que comisario Europeo convencemos ahora de que el mar está muerto, mientras las lubinas y los mújoles se lo pasan pipa saltando por encima de mi kayak.

Las pasarelas de baño estaban ya antes de nacer yo, no las inventaron por capricho, sino porque la zona de los Urrutias y los Alcázares siempre han tenido suciedad. Así que objetivamente tenemos que dar por más que aceptable el estado actual de la laguna. Y entonces, si sigue así de limpio nuestro Mar Menor, y la agricultura, a pesar de las muchas sogas que le han puesto al cuello, también sigue, ¿vendrá alguien a pedir perdón a los sacrificados agricultores, que han sufrido en sus propias carnes la necesidad de un cabeza de turco por parte de los pseudo amantes de la laguna? ¿Y a los hosteleros? ¿Les compensará alguien el daño que se les ha hecho? ¿Pondrá algún ecologista de pelo largo su cabeza en la guillotina como muestra de arrepentimiento?

El olor del agua del trasvase Tajo-Segura

Y bueno, mientras tanto, cualquier incrédulo de la gran mentira que hemos destapado algunos batalladores pro-agricultura, puede molestarse en arrimarse a cualquier balsa de riego de las que usamos los agricultores y deleitarse oliendo el agua del transvase Tajo-Segura que ahora incorpora aguas de las depuradoras, y así podrá contemplar dónde está ahora la sopa verde esa que tanto había “matado” al Mar Menor. Y que resulta que no lo mato, sino que fue un sustito por uso indebido de los residuos urbanos e industriales humanos.

¿Seguirán aun así los abrazadores de la laguna demonizando a la agricultura que también les da de comer a ellos? ¿O ahora que no hay muerto, por fin reconocerán que no hay asesinos? Y que los agricultores son personas como otras cualquiera tratando de ganarse la vida honradamente para subsistir ellos y sus familias.

Me pregunto cuántos fondos de inversión han ayudado a difundir el gran bulo sobre la supuesta muerte del Mar Menor, ávidos de conseguir tierras para sus huertos solares. Porque a mi me gusta pensar mal, no vaya a ser que acierte, que de pensar bien siempre está uno a tiempo.

En fin, yo voy a seguir cruzando con mi piragua el resucitado Mar Menor, que a los tres años se ha levantado de entre los muertos, cual Jesucristo. A ver si tenemos suerte, y los amantes de la Laguna convencen al dueño y señor de Anse de que hagan el bosque Romano en las montañas que drenan a la laguna, en lugar de en su urbanización. Así además lo podremos disfrutar todos.

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