sábado, julio 27, 2024

La esclavitud infantil, una dura realidad en el mundo

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El pasado domingo 16 de abril se celebró el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, una dura y triste realidad contemporánea que todavía la infancia sigue sufriendo a nivel mundial

Un artículo de Frânkmâ Cañas Romero para cuartaedicion.com

El domingo 16 de Abril, se celebró el día Internacional contra la Esclavitud Infantil, una dura y triste realidad contemporánea, que aún la infancia sigue sufriendo a nivel mundial.

La pesadilla y el drama de la esclavitud infantil no es cosa del pasado, no estamos hablando de una fantasía, sino de una penosa y lamentable circunstancia mucho más presente en la sociedad actual de lo que podríamos llegar a imaginar o incluso pensar. El trabajo infantil es una de las más graves lacras para la infancia del planeta. Según fuentes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se calcula que son más de 160 millones de niños y niñas realizan trabajos forzados, o labores inadecuadas para su edad, que ponen seriamente en peligro su integridad física o emocional apartándolos de las escuelas.

Pero el problema de la esclavitud infantil no acaba ahí… casi la mitad de niños y niñas ejercen alguna de las peores formas de esa lamentable situación, siendo esclavos, explotados sexualmente, víctimas de trata o reclutados como soldados. Nuestra civilización está siendo testigo presencial de una de las mayores violaciones de los Derechos Humanos de la Infancia, sin embargo, la gran mayoría de la población adulta prefiere mirar hacia otro lado, hacer oídos sordos, guardar silencio y no trabajar de forma responsable para proteger, ayudar y apoyar a los menores, con el objetivo de exterminar y erradicar esta desagradable situación a nivel mundial.

Concretamente, en el caso de la trata de menores, la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito calcula que, por cada víctima identificada como tal, existen 20 sin identificar, además en su último informe señala claramente, que 3 de cada 10 de esas víctimas son menores, por lo que a día de hoy, hay cientos de miles de niños, y sobre todo niñas, sometidas a este tipo de esclavitud, porque ellas son, a menudo, el principal objetivo de las redes de trata, que las convierte en esclavas sexuales o busca ‘vender’ su virginidad al mejor postor.

En el caso de los niños y niñas soldado, UNICEF habla de más de 300.000 menores que están presentes actualmente en unos 30 conflictos armados, sobre todo en África y Asia, para ser algo más explícitos, estamos hablando concretamente de países como Afganistán, Angola, Burundi, Guinea-Bissau, Irak, Liberia, Ruanda…

Otro ejemplo de esclavitud infantil lo podemos encontrar, por ejemplo, en la India, donde claramente se visualiza en forma de mano de obra barata y matrimonios forzados, aunque, dicho sea de paso, no es el único país del mundo donde se llevan a cabo este tipo de prácticas que deberían de ser perseguidas por la Justicia con mayor dureza.

Cada año algo más de 15 millones de menores en el mundo son obligados a casarse contra su propia voluntad, la gran mayoría son niñas, y normalmente se encuentran en África, aunque también sucede en países como Indonesia, Pakistán o Bangladesh, en los cuales existen una elevada tasa de matrimonios forzados, los cuales siguen empeñados en ampararse en sus largas, históricas y ancestrales tradiciones.

Sorprendentemente, esta forma de esclavitud no solo existe en los países más empobrecidos o los que se seguimos empeñándonos en llamar del tercer mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos existen los matrimonios forzados y también en nuestros respectivos países del mundo existe un pequeño porcentaje de matrimonios forzados, aunque generalmente suele ocurrir entre familias de inmigrantes. Hoy en día, existen muchos reconocidos activistas trabajando a nivel mundial de forma responsable, para tratar de acabar con este tipo de aberraciones. Personalmente, prefiero no definirlo como una lucha, ya que, considero que es un derecho, una responsabilidad y una labor que deberíamos de hacer uniéndonos todos, en vez de omitir nuestro compromiso con la Infancia y dejarla indefensa y desprotegida.

Sin duda alguna y como dato positivo, se ha avanzado y progresado bastante en varios aspectos. Algunos datos significativos pueden ser que en los últimos 30 años la vida de los niños se ha transformado de manera vertiginosa. El trabajo infantil registró una importante reducción, de 94 millones, entre el año 2000 y 2016, reduciéndose en más de un 50% las muertes de menores de cinco años por causas evitables, casi un 50% menos de los menores desnutridos, 2.600 millones más de personas cuentan con agua potable más limpia en la actualidad en comparación en 1990. También hay más niños que reciben una educación digna, la asistencia en emergencia (desastres naturales, conflictos bélicos, hambrunas) es hoy mucho más rápida y eficaz.

Aunque debemos aclarar que el progreso no es igual para todos y muchos siguen teniendo una infancia terrible y un incierto futuro. Todavía mueren anualmente 5,2 millones de niños menores de 5 años, la mayoría de ellos por causas que se pueden prevenir; fallecen por falta de vacunas, una neumonía, escasez de agua potable o alimentos; son 14.000 menores de edad que en un día como hoy morirán antes de llegar a su quinto cumpleaños. Analizando bien esta situación, estamos hablando de casi 600 muertes cada hora por la falta de una vacuna cuyo coste ya inoculada no llega a ser mayor de un euro, además, 262 millones de niños y jóvenes no van a la escuela, 650 millones de niñas y mujeres contrajeron matrimonio antes de cumplir los 18 años. Por todo esto, nos permite deducir que nuestra labor y compromiso con la Infancia aún no a terminado desafortunadamente.

Para concluir este artículo, quisiera recordar una frase del filosofo británico John Stuart Mill, que decía: “Una persona puede causar mal a otros no solo por sus acciones, sino también por su inacción. En cualquier caso, es justamente responsable ante ellos por el daño”, aprovechando esas sabias palabras, me gustaría hacer un llamamiento a todos; “La Infancia no necesita herramientas para trabajar, ni armas para combatir, hay que darles amor, material escolar para aprender, juguetes para divertirse y libertad para disfrutar de una de las etapas mas bellas de la vida”, como bien se indica en el cartel, pero continuar actuando de la forma en la que la gran mayoría del mundo se empeña en continuar haciendo, dando la espalda a la infancia, es permitir que se sigan violando sus derechos como hasta ahora lamentablemente sigue ocurriendo en nuestros días.

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