viernes, marzo 29, 2024

Juan Manuel Jiménez, el médico que escribió “Se abrirán las grandes alamedas”,contra Pedro Sánchez, sufre la dictadura de Facebook

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Amenazan con cerrar su cuenta si vuelve a publicar algo ‘ofensivo’ desde el punto de vista de los que controlan las redes sociales

Vergonzoso. Patético. Lamentable…y estoy siendo comedido con mis palabras para expresar lo que siento por el régimen dictatorial de Facebook, dirigido, como no, por el gobierno de pacotilla que manda hoy en España.

Se hacen llamar demócratas, disfrutan proclamando la libertad de expresión, pero es difícil encontrar en la historia de España un régimen tan autoritario como el impuesto por Pedro Sánchez y sus ‘vampiros’. Perdón, Pedro Sánchez ‘el Sepulturero’ y su panda de murciélagos.

Especialmente, se puede apreciar esta dictadura en las televisiones públicas y redes sociales. No saben qué hacer ya para intentar manipular a la sociedad española que, por fin, parece abrir los ojos y exige la DIMISIÓN de Pedro Sánchez tras la nefasta gestión para controlar el coronavirus.

Manipulan entrevistas, censuran todo aquello que no les gusta y hasta amenazan con cerrar cuentas en las redes sociales si no se va en la línea de pensamientos que ellos quieren imponer.

Las femiperroflautas pueden infestar dichas redes de atrocidades; fotos y artículos que promueven el aborto, más de lo mismo animando al asesinato del hombre blanco, quemas de símbolos religiosos cristianos, burlas y amenazas de muerte a miembros de otros partidos políticos, manifestaciones en masa a pesar de tener una pandemia en pleno auge…pero no se puede publicar nada en contra de los que nos gobiernan, aunque se haga desde el máximo respeto y educación, cosa de la que carecen estas energúmenas y su pandilla de friki-seguidores.

Es el caso de Juan Manuel Jiménez Muñoz, médico y escritor malagueño, que hace unos días publicó en su facebook un artículo de lo más acertado y correcto, criticando la patética manera de actuar del gobierno de Pedro Sánchez ante la pandemia propiciada por el coronavirus. Al mismo tiempo, ‘animaba’ a que se llevase a cabo, una vez superado el Covid-19, una supuesta manifestación pacífica en recuerdo de las miles y miles de víctimas que está dejando el coronavirus, que a su vez serviría para mostrar el rechazo generalizado de España entera hacia Pedro Sánchez.

Pues bien, tras el escrito, que se hizo viral en las redes sociales, y que curiosamente cuartaedicion.com animó hace un par de días a que se leyese, Juan Manuel Jiménez Muñoz recibió un mensaje de Facebook en el que le denunciaba, supuestamente, por unas palabras que escribió hace mucho tiempo. Qué casualidad, justo después de escribir el artículo contra Pedro Sánchez, titulado “Se abrirán las grandes Alamedas”, va la dictadura de Facebook y le denuncia por unas palabras de meses atrás.

Esta patética actitud de este medio de red social deja claro quién los controla. Quién mueve los hilos para que se publique lo que quieren leer y escuchar y así manipular a una sociedad ya de por sí bastante frágil e influenciable.

Pues bien, aquí está el artículo de Juan Manuel Muñoz, íntegro. Para que todos los lectores puedan disfrutar de estas grandes palabras.

“SE ABRIRÁN LAS GRANDES ALAMEDAS”

Se acabó la tregua. Se acabó mi tregua. Me hice la promesa de moderar las críticas, pero me tiran de la lengua estos canallas. Me dicen que no es momento de polémicas, pero los políticos al mando y sus voceros se encargan de dividir. Me dicen que es mejor guardar silencio por ahora, pero veo que mi silencio sólo sirve para que otros hablen y construyan su relato. Me dicen que hay que estar con el Gobierno, pero el Gobierno no está conmigo. Me dicen que no hay que señalar, pero ellos, además de no ayudar, señalan con dureza a los profesionales sanitarios.

El Gobierno está acojonado. No cabe duda. Es la primera vez en medio siglo que los pacientes y los profesionales de la medicina vamos de la mano en algo. Ha tenido que ocurrir una desgracia para que la sociedad española comprenda que los políticos (todos) han esquilmado –literalmente– la sanidad pública, y que los médicos y las enfermeras no hemos sido los culpables, sino las víctimas. Tan víctimas como los pacientes. Y están acojonados los políticos. Muy acojonados. Esos aplausos a las ocho de la tarde, día tras día, les ponen los huevos de corbata porque entienden (con razón) que los pacientes y los médicos ya formamos una piña. Ya no vale la leyenda construida de que los médicos somos los despilfarradores del sistema, los vagos, los maleantes, los culpables de las demoras, los privilegiados en el sueldo. Ha tenido que llegar un virus para mostrar a las claras las vergüenzas de estos mierdas: la falta de mascarillas, la falta de respiradores, la falta de buenas batas, la falta de profesionales, la falta de organización, la falta de protocolos y la falta de liderazgo.

El desastre organizativo ha sido tan absoluto, la incompetencia tan burda, la imprudencia tan visible, la mentira tan palpable, la desidia tan evidente, que el Gobierno (o los Gobiernos) nos piden ahora silencio para ir ellos construyendo su relato. El relato que los salve. El chivo expiatorio que revuelva de nuevo a los pacientes contra quienes se encargan de la salud. La ignominia llevada a un grado sumo. Maestros de miserables.

En un país donde los médicos y las enfermeras se protegen con bolsas de la basura para atender a sus pacientes, en un país donde se confeccionan mascarillas con papel higiénico o con bordados de punto de cruz, en un país donde ya están cayendo médicos, enfermeras y guardias civiles en acto de servicio, en un país que ya supera a China en número de fallecidos por el coronavirus, se dice por una consejera socialista de sanidad que los médicos se están contagiando por viajar mucho. Por viajar mucho. Por viajar mucho. No por trabajar mucho y en penosas condiciones. No. No por la criminal negligencia de quienes, a fecha de hoy, han tenido que pedir ayuda a la OTAN para traer a España los test del coronavirus. No. No por quienes han incumplido la promesa realizada hace dos semanas de que, “en pocos días”, tendríamos a nuestra disposición las mascarillas FPP2 y FPP3. No. No por quienes ya permiten, con manifiesta impotencia, que los propios profesionales nos vistamos con bolsas de la basura y con caretas de papel de celofán. No. Ha sido por viajar. Por viajar mucho. Los médicos nos contagiamos por viajar.

Ya estamos otra vez en lo de siempre. En lo de siempre. En escupir a la cara a quien nos cuida para salvar ellos el culo. En intentar explicar lo inexplicable atacando al punto débil del sistema. El jefe sioux haciéndole la vida imposible al indio. El general de cinco estrellas abofeteando al soldadito bajo su mando.

Un artículo publicado anteayer en El País demuestra la incompetencia y la desidia criminal de este Gobierno. Un Gobierno que, durante los cruciales meses de enero, febrero y marzo, estuvo distraído en los tres problemas “más acuciantes” de España. A saber: la lucha contra el heteropatriarcado opresor de las mujeres, la colocación de Pablo Iglesias en el CNI y la satisfacción de los antojos a los desleales catalanes, incluido un proyecto inminente de amnistía. Y mientras tanto, mientras todo eso sucedía, afirmaba Pedro Sánchez con rotundidad que “la sanidad española estaba perfectamente preparada” (sic) para la pandemia de coronavirus que se nos venía encima. Hoy sabemos que no era así. Que nos mentía. Que le importaba una higa poner a los sanitarios a los pies de los caballos. Que lo suyo era el feminismo, y la formación sexual en las escuelas, y los talleres de masturbación para mujeres empoderadas, y el ofrecer millones de euros a quien decía sin pudor en el Congreso que la estabilidad de España le importaba una putísima mierda: a los independentistas catalanes.

Y por todo eso, por esa criminal negligencia, porque a 25 de marzo estamos igual que en febrero, el Consejo Estatal de Médicos ha presentado hoy una denuncia ante el Tribunal Supremo para que el nefasto Gobierno de ensoberbecidos inútiles que nos ha tocado padecer haga por fin su trabajo y nos permita realizar el nuestro sin enfermar, sin que caigamos como moscas en esta guerra en la que nos han metido sin un maldito fusil, sin una bala.

Hay tantos izquierdistas de caché ingresados en la Ruber que ya la llaman Ruberlingrado. Y allí, en Ruberlingrado, me imagino que estarán pensando y discutiendo la forma de dimitir. De dimitir, cabrones. De dimitir. Que no es un nombre ruso dimitir, sino la única acción honorable que le queda a un irresponsable cuando se ha demostrado sobradamente su irresponsabilidad.

Y no digo que dimitáis ahora, en plena crisis, sino luego: cuando estemos en la calle los que queden. Porque en la calle nos veremos, sí. No lo dudéis. Iremos todos, de la mano. Y se abrirán para nosotros las grandes alamedas, como decía Salvador Allende poco antes de morir asesinado. Y allí, en la calle, en esas grandes alamedas, estaremos todos juntos: las enfermeras, los celadores, las auxiliares de las residencias, los pacientes, los médicos, los conductores de las ambulancias, los taxistas, los bomberos, los jubilados, las cajeras, los transportistas, las amas de casa, los autónomos, los farmacéuticos… Todos. Todos juntos, de la mano. Todos en defensa de la Sanidad Pública. Todos contra el mal Gobierno. Y esta vez nada de batas blancas, ni de lazos amarillos, ni morados feministas, ni verde de los maestros. Todos de riguroso negro. De negro color de luto. De negro como las negras togas del Tribunal Supremo que os habrán de juzgar algún día. De negro como las negras bolsas de basura que se han de poner mis compañeros.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

Por estas verdades ha sido amenazado este médico. Para que vean la manera que tiene el gobierno de Pedro Sánchez de controlar a la plebe. Cuánto daño han hecho esas palabras y todo porque ha dado en la diana.

Por suerte, cuartaedicion.com no está en la libreta de este Gobierno. No recibimos nada de esta gente y no nos van a callar.

Desde aquí animamos a Juan Manuel Jiménez a que siga escribiendo. Si no ‘debe’ desde las redes sociales, podrá hacerlo en este periódico sin problemas ni censuras. Tiene las puertas abiertas. Es más, será un placer.

A continuación le dejamos el mensaje de despedida del médico malagueño tras las amenazas llevadas a cabo por Facebook.

“DESPEDIDA Y CIERRE”

Hola amigos.

Prácticamente estoy fuera de facebook. He sido denunciado hoy por utilizar un lenguaje ofensivo ¡en un artículo que publiqué hace más de un año! Eso significa que, justamente a raíz de mi último post sobre la pandemia de coronavirus, la Gestapo está revisando, uno por uno, todos los artículos de mi muro. Se ve que alguien de la nueva Inquisición se ha disgustado conmigo. O se ha preocupado mucho por mis palabras. Lo cual quiere decir, para alegría de mi corazón, que he dado en el centro de la diana.

El aviso acaba de saltar en mi pantalla hace unos pocos minutos, con el añadido de que si vuelven a encontrar otra cosa que les disguste… me expulsarán definitivamente de facebook. Y como estoy seguro de que será así, y de que acabarán encontrando ese algo que les disguste, no me queda otra que despedirme urgentemente de vosotros antes de que ya no pueda hacerlo.

Han sido tres años emocionantes, pero ahora sólo manda el CNI, que como todo el mundo sabe tiene nuevo dueño. Y gracias a Dios que los tiempos del Gulag han terminado. O no.

Mientras podáis ver mi pantalla será que aún no me habrán represaliado. Aprovechad, leed y compartid. Si buenamente puedo… seguiré respondiendo a vuestros comentarios. Y si veis que ya no estoy… recordadme como amigo.

Ya no seré la voz de nadie. Ya no publicaré nuevos artículos. Aquí ya no hay más voz que la del Gobierno.

Para lo que nos tienen preparado, para la reconversión del régimen democrático de 1978 en una dictadura con fachada de democracia, son molestas las disidencias, las desafecciones al régimen y las personas que saben hilvanar cuatro palabras.

Cuidaos mucho del coronavirus, y también de la censura, pues no hay peor epidemia que la esclavitud.

Nos vemos en las grandes alamedas cuando todo esto termine, en la marea negra de las bolsas de basura. Todos de luto. Allí no habrá censura que nos pare.

Un abrazo, amigos… y hasta siempre. O hasta que pueda. O hasta que me dejen.

¡Viva la libertad!

No me olvidéis.

Firmado:

Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

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