El alcalde catalán de Tarragona lo autorizó y ya están pidiendo permisos en distintos puntos de España los cientos de miles de musulmanes con la llegada del Ramadán
La Semana Santa no…esto sí.
Si alguno hubiese decidido salir a la calle a celebrar la Semana Santa, pues ya sabemos todos cómo hubiese terminado; multa al canto y críticas por doquier. Es más, alguno que otro quiso hacer la gracia durante el confinamiento y salió a la calle la semana pasada vestido de procesionista y se llevó su correspondiente sanción y miles de reproches en las redes sociales. Pero claro, era español. Claro…sería un facha… y tenía que ser perseguido y castigado.
Pero ahora resulta que viene el Ramadán (comienza el próximo jueves). En España hay alrededor de dos millones de musulmanes fieles al acontecimiento más importante de la religión islámica que comienza el 23 de abril. Ésto conlleva oraciones multitudinarios entre otras cosas, oraciones que llevarán a cabo en LA CALLE a pesar del estado de alarma al que está sometido España.
Buena prueba de ello se pudo ver hace escasamente 24 horas en Tarragona. En plena calle de El Vendrell, y en pleno confinamiento, el imán cogió su micrófono y comenzó uno de sus ritos ante la atenta mirada de cientos de feligreses musulmanes.
Vergonzosamente, el Ayuntamiento de Tarragona dio permiso a este individuo para que llevase a cabo tal lamentable acto, poniendo en peligro la seguridad de miles de personas.
Al parecer, lo que no entraba dentro de lo acordado era que cientos de musulmanes se agolpasen en la calle para presenciar tal acto. Cometieron un delito, pero no se crean que fueron denunciados. Ni advertidos. La Policía, ante el asombro de los españoles, permitió tal acto de imprudencia. ¿Hubiera actuado igual si son españoles los que salen a la calle a cantar La Salve? Seguro que no, pero son musulmanes. Hay que comprender sus costumbres e integrarlos en esta sociedad de blandos y frikis que gobierna España.
Una sociedad que está sufriendo una pandemia histórica, con más de 20.000 muertos. Una sociedad, la española, a la que NO se le permite hacer prácticamente nada, como si de una dictadura se tratase, pero que tiene que ver desde el balcón de su casa las ventajas de ser un inmigrante en el gobierno de Pedro Sánchez.
Y cuidado con criticar tal actuación, que los ‘tontos y progres’ de turno te tachan de racista, palabra favorita junto a facha cuando no tienen otra cosa con la que defenderse.
Lo peor de todo es que este acto, que debería ser denunciado a todas luces, pasó como si nada y podría repetirse en los próximos días en numerosas ciudades de toda España.
Hay que recordar una vez más que en España viven dos millones de musulmanes, fieles a unas costumbres bastante fanáticas y radicales cuando llega el Ramadán. Y está claro que muchos NO van a respetar el estado de alarma impuesto por el máximo Ejecutivo.
Ya están pidiendo permisos y en muchos lugares, para no ser tachados de racistas, se les va a conceder, lo que podría crear serios conflictos, al margen de poner en riesgo la seguridad de miles de personas de cara al coronavirus.
¿Que hará Pedro Sánchez y sus secuaces? Seguro que pedir comprensión al pueblo español. Pedir comprensión a personas que llevan encerrados en sus casas por negligencias de su Gobierno. Personas que leen a diario la muerte de miles y miles de compatriotas, abandonados a su suerte y sin nadie al lado para despedirse con su último aliento.
Ahora que los medios de desinformación del Gobierno sigan rebuscando imágenes como la de Rajoy corriendo, que es más interesante que ver a cientos y cientos de fanáticos bien pegados en la calles españolas rezando a Alá.