Artículo de opinión de Carlos León Roch
Parodiando la popular expresión taurina, el pasado sábado por la mañana atracaron en Cartagena cinco grandes cruceros, con cinco mil pasajeros que han llenado calles, comercios, terrazas (con menús “muy tempraneros”).
Y esos cinco mil han bajado “ a tierra”… Algunos han marchado en autobús a las playas o a otras ciudades de la región, pero la mayoría han caminado… Han caminado unos cinco minutos en un bello entorno marinero para integrarse de lleno en el epicentro de la ciudad… Cuando solo llevaban tres minutos de paseo, se han encontrado con una magnífica exposición de coches de época. Y se han sorprendido al contemplar un desfile de personas de la época modernista, tan profusamente presente en nuestra ciudad. Y bicicletas, también de época, paseando entre ellos…
Muchos de los 5.000 han tenido que hacer colas para contemplar nuestros museos, un insólito espectáculo para los “veteranos”, antiguos visitantes casi solitarios. Y se han maravillado ante el Teatro Romano, ante el ¡verdadero! Submarino Peral, o frente a las miles de monedas rescatadas del expolio de la fragata Mercedes…
Y desde el privilegio del ventanal al puerto, al contemplar el espectáculo crucerístico, nos ha venido a la memoria cuando la fachada portuaria era inasequible para los cartageneros, ocupada por tinglados, por vetustas estructuras de almacenamiento…
Ese cambio tan profundo es brillantemente gestionado ahora por Yolanda Muñoz, que continúa y desarrolla la labor que otros iniciaron… Y vienen a la ”veterana” memoria” la altruista misión de Mariano Carles ( recientemente fallecido), ejercida gratuitamente, “per amore”. Y ya, siendo la joya económica de la CARM ,la de mi admirado primo José Luis Saura Roch, y la de mi-no menos admirado Adrián Ángel Viudes. Otros presidentes –con los que no he tenido el honor de tratar- han consolidado la apuesta turística del Puerto, sin dejar de contemplar la importancia de las “otras” dos dársenas, la de Escombreras y la del Arsenal Militar…y con el sueño de esa definitiva apuesta de crecimiento portuario que sería- será- la dársena del Gorguel.
Con esos recuerdos, con esas ilusiones, los cartageneros, siempre abiertos a múltiples “invasiones” acogemos con agrado y solicitud a los 5.000 …de hoy.