Un artículo de Pepe Aguado
Sin asombrarme, pues, después de ver tantas cosas que nos alucinan, hemos llegado a la conclusión de que algunos tienen como norma los disparates más aberrantes, he visto un vídeo del inicio de campaña de Podemos. Con asco, repugnancia y, al mismo tiempo, lástima, dejo a un lado mi opinión subjetiva, para asegurar de forma contundentemente objetiva que es la apoteosis de la procacidad.
Lo que queremos saber los ciudadanos al llegar las elecciones es el proyecto de gobierno que presenta cada partido, sus promesas (muchas veces dudosas y, en algunas ocasiones, no hay duda alguna sobre su engaño), sus recursos, las cualidades de sus candidatos y, en general, todo lo que pueda influir en la sociedad. No tenemos ningún interés por saber cómo es el culo de los “¿artistas?” que nos presenta Podemos. De todas formas, debemos agradecerles que hayan puesto lo que son en un escaparate.
No voy a decir que cada partido expone lo que piensa, ya que, casi siempre, exponen lo que quieren que pensemos los demás; pero, hasta ahora, yo había visto siempre un nivel aceptable en la forma de manifestarse, algo que, en esta ocasión, ha roto por completo Podemos.
En el vídeo que me sirve de base para redactar este comentario, aparecen, ante un público entusiasmado, unos fornidos hombretones, con tanga y tacones, que enseñan el culo, mientras se pasean ostentosos con movimientos provocativos, para ensalzar todo lo relacionado con lo llamado LGTBI que, a la mayor parte de la sociedad, nos produce repugnancia.
Ya sé que estos quejicas, para quienes cualquier opinión no coincidente con la que a ellos les interesa que tengamos es una injuria gravísima, saltarán furiosos contra mí, acusándome de homofobia. Tengo escritos de hace varios años, en los que expongo mi forma intachable de respetar y valorar a cualquier homosexual y los he tratado siempre como lo que son: unas personas más, tan dignos como yo; pero lo que hace podemos es incurrir en una abochornante mariconería, faltando escandalosamente al respeto a los homosexuales.
Estos dirigentes de la extrema izquierda, que, por cierto, suelen ser capitalistas disfrazados de comunistas, buscan por todas partes oprimidos de la sociedad a quienes salvar de la tiranía y, si no los encuentran, los crean, como ocurre con los LGTBI.
Cuando publiqué el libro “Cien aldabonazos para que abras tu consciencia”, hice la presentación en el ateneo de Málaga y, al exponer mis ideas sobre la homosexualidad, levantó la voz, con manifiesta irritación, un individuo de los allí presentes, tratando de rebatir mis teorías; pero sin presentar ningún argumento válido. También había otras personas que se declararon abiertamente homosexuales. Al terminar el acto, los homosexuales, que en ningún momento se consideraron ofendidos, se acercaron a saludarme afectuosamente y compraron el libro con interés. En cuanto al tipo vociferante que aparentaba defender a quienes no necesitaban su defensa, baste con decir que era de Izquierda Unida.
Y, sin decir que con ello llegamos al colmo de los colmos, porque “Cosas veredes, Sancho, que no crederes”, debemos reflexionar sobre la alabanza que hace la ínclita Irena, al hablar de Pilar Lima, candidata de Podemos a la alcaldía de Alicante. Las dos cualidades que, según la opinión de nuestra admirada ministra, posee la aspirante es que es sorda y bollera. ¡Esto es lo que hay!
Quiero concluir diciendo que, para mí, la homofobia es indiscutiblemente un delito punible y el Orgullo LGTBI, una forma repugnante y lastimosa de manifestar un complejo irracional y aprovecharlo para mover mucho dinero.