viernes, marzo 29, 2024

Carta abierta y pública -para que se sepa- a María Guardiola y Ángel Pelayo… tanto monta, monta tanto…

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Un artículo de Carlos Aurelio Caldito Aunión

Desde la noche del pasado 28 de mayo, en que se supo que entre los diputados conseguidos por ambos partidos, PP y VOX, en las elecciones a la Asamblea de Extremadura era posible formar un gobierno regional que desalojara al gobierno social comunista que actualmente preside Guillermo Fernández Vara, no paran de cruzarse mensajes desde uno y otro lado -a cuál más desconcertante, cuando no estúpido- respecto de cómo ha de ser el posible pacto que permita que María Guardiola sea la primera presidente de la Junta de Extremadura…

Hay una realidad, una tozuda realidad: si se quiere por ambas partes se puede acabar de una vez con la situación de postración, de saqueo, de despilfarro, de mal gobierno, de corrupción social comunista en Extremadura que, dura ya más de cuatro décadas; depende única y exclusivamente de que VOX y PP se pongan manos a la obra. Y para que así sea, que se pongan a faenar, es bueno que lo hagan de forma organizada; para empezar, es necesario realizar un proyecto de gobierno.

Un proyecto de gobierno debe, en principio hacer un diagnóstico de la situación de partida, lo más próximo a la realidad, a ser posible exento de sesgos ideológicos y otras tentaciones.

Una vez realizado el análisis del punto de partida, hay que enunciar cuáles van a ser los objetivos a conseguir, para arreglar las terribles circunstancias que sufren Extremadura y los extremeños. Esos objetivos, también deben ser enunciados con realismo, temporalizados, concretando en qué tiempo se pretenden conseguir, ya sea en el corto, en el medio o en el largo plazo (en el largo plazo se llama cuatro años que son los únicos con los que contará el nuevo gobierno de Extremadura, con plena seguridad), hacer proyectos de futuro a más largo plazo, en principio está de más.

Después de formulados los objetivos, insisto: temporalizados, el siguiente paso es considerar con qué recursos humanos y materiales se cuenta, mediante qué procedimientos… y de qué forma se van a evaluar las acciones que se emprendan para conseguir los objetivos previstos en el proyecto de gobierno. Esto último es importantísimo, pues es la única manera de saber si se está en el camino correcto, o no, y si es necesario rectificar, e incluso volver a la casilla de salida.

Ni que decir tiene que, una vez elaborado el proyecto de gobierno, es imprescindible ser sinceros con los extremeños y exponerles cuál es la realidad de partida, qué objetivos se pretenden conseguir (insisto, de manera realista, sin engaños, sin fantasías, sin demagogia populista) y qué renuncias y servidumbres acarrearían para los habitantes de Extremadura, por muy impopulares que todas ellas puedan ser.

Si no se hace así, esa gran mayoría de extremeños que ha votado cambio, se sentirá nuevamente defraudada, engañada, estafada, saqueada… en la idea de que quienes sustituyan a Fernández Vara y sus secuaces son más de lo mismo, y que para poner en marcha un nuevo gobierno socialdemócrata no se necesitaban unas elecciones como las habidas el 28 de mayo, y que mejor hubiera sido darle el apoyo, nuevamente al PSOE para que continúe saqueando Extremadura, como viene haciendo desde hace más de cuarenta años…

Permítanme que les diga que, también, es imprescindible que se rodeen ustedes de personas de probada experiencia y éxito en la gestión de dineros ajenos, y esas personas no están en el PP ni en VOX, pues, bien saben ustedes, María Guardiola y Ángel Pelayo, que lo que predomina entre los miembros de ambos partidos (como en el resto de las agrupaciones políticas de Extremadura y de España) es gente mediocre, muy poco preparada, incluso analfabetos funcionales; y de experiencia de gestión, ninguna. Raro es que haya alguien entre los miembros de algún partido que haya sido, por poner un ejemplo, presidente de la comunidad de propietarios y vecinos en la que reside…

Y, hablando de comunidades de propietarios y vecinos, busquen ustedes entre los administradores de fincas de Extremadura, seguro que encontrarán a algunos decentes, exitosos en la gestión de dineros ajenos, acostumbrados a negociar de forma eficaz la contratación de bienes, servicios y obras, procurando que los comuneros cuando tienen que aportar la cuota para el mantenimiento de los elementos comunes les resulte lo menos gravoso posible, y por supuesto, evitando sobrecostes. Ya digo, vayan allí donde hay personas expertas, capaces, y con probado éxito en la gestión de dineros ajenos.

Tampoco se olviden de buscar en empresas privadas (aunque, hay que reconocer que todavía quedan algunos funcionarios con vocación de servicio, sobradamente preparados), es allí donde encontrarán buenos gestores, olvídense de buscar entre sus afiliados, pues, el que más y el que menos está en política para intentar hacer carrera, crearse un patrimonio, y… vivir de nuestros impuestos; raro es que encuentren a alguno que tenga vocación de servicio, muy al contrario, su intención es servirse de los extremeños.

Y, puesto que, como indicaba más arriba, es necesario un análisis del punto de partida, un diagnóstico de la situación actual de Extremadura, permítanme que les haga uno bastante minucioso, para que vayan adelantando posibles pactos de gobierno y se ahorren recurrir a supuestos «expertos» que es seguro que les mentirán para regalarles los oídos y congraciarse con ustedes, a ver si pillan cacho. Sin más preámbulos, ahí lo tienen:

Si existe una muestra representativa del fracaso del socialismo en España, de mala gestión, de despilfarro, de derroche, de corrupción, de fraude generalizado es Extremadura, la Taifa del Suroeste, junto a Portugal, en la que se llevan sucediendo desde hace más de cuarenta años gobiernos intervencionistas, socialdemócratas, tal es así que Extremadura es la única región española que está considerada “pobre” por la Unión Europea y recibe trato preferente, o sea dinero, subvenciones, y más subvenciones, regalías…

El Instituto Nacional de Estadística en el estudio referente a las Condiciones de Vida del año 2018, llega a la conclusión de que uno de cada cinco españoles está en “riesgo de pobreza”, cinco de cada diez en Extremadura; y también hace constar que el 34,2% de las familias españolas -un 47,6% en Extremadura-, no puede permitirse ir de vacaciones.

Obviamente, todo ello era antes de la maldita pandemia del covid19; aunque en estos momentos es posible que la situación no haya cambiado demasiado…

Según el mencionado estudio, el 21,5% de los españoles vive en riesgo de pobreza o de exclusión social, con unos ingresos inferiores a 8.871 euros al año; situación que se agrava en Extremadura, en la que los afectados son el 37,6% de sus habitantes.

Además de lo dicho, el INE también calcula el riesgo de pobreza o exclusión social utilizando la tasa AROPE (por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion), creado en 2010 para poder medir la pobreza relativa en Europa ampliando los criterios -no solo con los ingresos- e incluyendo la carencia material o la baja intensidad en el empleo. Y según este método de cálculo, la tasa de pobreza o exclusión social es del 26,1% en la población española, llegando hasta el 44,6% en la población extremeña.

Por regiones, los ingresos medios anuales más elevados son los del País Vasco (14.722 euros por persona), Navarra (13.585) y Cataluña (13.338), mientras que los más bajos fueron los de Extremadura (8.503), Canarias (8.964) y Murcia (9.111). Y las tasas de pobreza o exclusión social más altas son las de Extremadura (37,6%), Canarias (32,1%) y Andalucía (32,0%); a una distancia enorme de las del País Vasco (8,6%), Navarra (8,9 %) y Cataluña (13,6 %) que poseen las más bajas.

Según la tasa AROPE, las tasas de pobreza (insisto, antes del cobid19), fueron del 44,6% en Extremadura, 38,2% en Andalucía y 36,4% en las Islas Canarias; y, por el contrario, las más bajas en las Provincias Vascongadas (12,1%), Navarra (12,6%) y Aragón (17,7%).

Y, por enésima vez, destaca el INE que, allí donde existe una mayor formación, también existe menor riesgo de pobreza.

Así, la tasa de pobreza pasa del 33,8% entre quienes sólo han cursado educación secundaria al 12,6% entre las personas que poseen estudios superiores…

Continuemos con la «EXTREMADURA SUBSIDIADA»:

En el año 2017, Extremadura fue la región española con menor Producto Interior Bruto por habitante, 17.262 euros y se situó un 30,9 % por debajo de la media nacional, siendo además la tercera región con menor crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB), concretamente un 2,4 %, frente al 3,1 % que alcanzó la media nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La estadística de Contabilidad Regional de España demuestra que Aragón fue la región española que experimentó un mayor crecimiento de su PIB (3,6 %), seguida de Asturias (3,5 %) y Madrid (3,4 %). Por su otro lado, los menores crecimientos del PIB correspondieron a las “ciudades autónomas” de Ceuta (1,6 %) y Melilla (1,7 %) y a La Rioja (1,8 %).

Extremadura se situó al final de la tabla con 17.262 euros por habitante, seguida de Melilla (17.945 euros) y Andalucía (18.470 euros).

Madrid tuvo el mayor PIB por habitante en el año 2017, con 33.809 euros, seguido por el País Vasco (33.088 euros) y Navarra (30.914 euros). La media nacional fue de 24.999 euros y hubo siete regiones españolas que superaron dicha cifra.

Extremadura está la primera de la fila de todas las regiones españolas respecto de lo que se denomina “pobreza”, siendo la media nacional el 19% de pobres respecto a la población total.

Bien, para poder seguir evaluando la situación de Extremadura, retrocedamos unas cuantas décadas:

En 1981, Extremadura tenía 1.050.119 habitantes, un 2,78% de la población española, que entonces era de 37.746.886 personas.

La revisión del padrón municipal del 1 de enero de 2016, indicaba que la población de Extremadura era de 1.087.778 habitantes, 5.219 empadronados menos que el año anterior, lo que representa una reducción del 0,48%… la población extremeña continúa la tendencia decreciente iniciada en 2011.

Respecto a la población con más edad, Extremadura, continúa con un proceso de envejecimiento importante: Los mayores de 65 años son en la región extremeña casi el 20%; por el contrario, los menores de 4 años apenas son el 4,20% de los extremeños.

En Extremadura existen 388 municipios. El 9,42% de los habitantes de Extremadura reside en municipios de menos de 1.000 habitantes, mientras que el 28,03% vive en municipios de más de 50.000 habitantes. Obviamente la mayoría de quienes viven en las provincias de Cáceres y Badajoz lo hacen en municipios de entre 1.000 y 50.000 habitantes, exactamente el 62,55% de los extremeños.

En torno al 35% de los extremeños residen en municipios de menos de 5.000 habitantes y, la emigración continúa siendo una realidad especialmente entre los jóvenes desempleados.

En la actualidad, el número de habitantes de Extremadura viene a ser casi el mismo que hace 37 años, pese a haber aumentado la población española hasta alcanzar los casi 47 millones.

En 1981, Extremadura era la región con menor renta por habitante, en 2023, continúa en idéntica posición.

En Extremadura la Agricultura representa aproximadamente el 10% de la producción (casi 6,5 puntos por encima de la media española), apenas un 10,5% de la producción extremeña pertenece a la Industria (incluyendo la Energía y el Agua), siendo casi un 20% en España, alrededor del 15% la Construcción (casi un 12% en España) y el 64% en el Sector Servicios (67% a nivel nacional).

La región extremeña es la menos industrializada de España, exceptuando Ceuta y Melilla. Y durante muchos años en Extremadura la construcción era posiblemente el lugar de España en el que el sector hacía una mayor aportación al PIB regional, lo cual explica parcialmente las causas singulares de la recesión extremeña, y por qué Extremadura es la región menos competitiva de toda España.

Casi el 11% de los empleados extremeños trabajan en la Agricultura (un 4,4% a nivel nacional), el 12% en la Industria (16% en España), un 14,1% en la Construcción y un 62,9% en los Servicios…

En Extremadura existen 100 funcionarios por cada 1000 habitantes, en el resto de España 55, siendo la proporción extremeña la mayor de todas las regiones españolas. En Extremadura, cerca del 30% de la población asalariada es funcionario público, el mayor porcentaje de España, cuya media no supera el 15%.

Extremadura ocupa en el último lugar del ranking español de productividad.

La tasa de paro en Extremadura, cercana al 25% de la población activa, es la mayor de toda España, pese a que la población lleva en términos absolutos, estabilizada en la región los últimos 40 años y, pese a que la tasa de actividad es en Extremadura en torno al 50% de los habitantes mayores de 16 años y, en España superior al 60%.

Los costes salariales en Extremadura son los menores de toda España, circunstancia que lleva ocurriendo desde hace muchas décadas…

Más del 10% de los hogares extremeños tienen “oficialmente” en paro a todos sus miembros en edad de trabajar.

Las exportaciones regionales respecto del total nacional son apenas el 0.6%, la cifra más pequeña de toda España, no habiendo variado esta proporción prácticamente desde el año 1995.

El Presupuesto que el Gobierno Regional de Extremadura (presidido por el socialista Guillermo Fernández Vara) dedica a «GASTOS» de personal, a pagar a empleados públicos, es superior al 35% del total de recursos disponibles… y no para de crecer.

Tradicionalmente el Presupuesto de la Junta de Extremadura dedica el 75% de los gastos a operaciones corrientes, y escasamente el 25% a inversiones.

Presupuesto que se nutre solamente en un 25% de recursos de origen fiscal y más de un 65% de transferencias procedentes del exterior.

La administración regional es la mayor empresa de toda Extremadura.

Si hablamos del sector privado, las empresas extremeñas apenas son el 2% de las empresas españolas, aproximadamente 70.000. De estas empresas, casi la mitad pertenecen al sector servicios, unas 20.000 al Comercio, no más de 10.000 a la construcción y, menos de 6.000 a la Industria. Más del 50% de esas empresas son trabajadores autónomos, y con menos de seis trabajadores (incluyendo al trabajador autónomo-empresario), existen registradas en Extremadura más de 50.000, casi el 90%, lo cual demuestra el minifundismo empresarial extremeño.

En España alrededor del 70% de las viviendas disponen de algún tipo de ordenador, en Extremadura no más del 55%; y si hablamos de conexión con banda ancha más o menos la misma proporción…

Alrededor del 70% de los asalariados de Extremadura son, como máximo, mileuristas (14 pagas).

Según las cifras aportadas por la Agencia Tributaria los extremeños son los que perciben las pensiones más bajas de toda España.

Extremadura es, también, la región con menores ingresos por hogar de España.

Apenas un 30% de los extremeños lee periódicos casi todos los días; el 60% nunca lee libros. Los extremeños dedican como media cuatro horas diarias a ver TV.

Extremadura en las últimas cuatro décadas ha sufrido las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas, del poder hipnótico y anestésico del régimen caciquil ibarrista-varista (con el intermedio del gobierno de un tal José Antonio Monago, del Partido Popular, que pretendió ser más socialdemócrata que los socialdemócratas, y claro, la gente prefiere a los “auténticos” antes que a las malas copias), un régimen que dice ser “amigo de los pobres”, gente que cada vez que alcanzan el poder aumenta el número de pobres.

Que se sepa, nunca ha habido ningún régimen socialista, progresista, que haya conseguido, o que de veras lo pretendiera, poner remedio a la injusticia, mejorar la vida de los más favorecidos, acabar con la pobreza (miseria tanto económica como cultural). Ningún sistema político populista-progresista como el de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, o el de su heredero, Guillermo Fernández Vara, ha promovido una verdadera educación, orientada a fomentar el pensamiento crítico, a erradicar las formas de pensar acientíficas, supersticiosas, las diversas formas de fanatismo.

Los gobiernos como los que hemos tenido en Extremadura desde la muerte del General Franco hasta la actualidad, nunca han tenido como objetivo lograr un desarrollo sólido y perdurable (sostenible lo llaman ahora).

Realmente lo que menos les interesa son los derechos de las personas, les despreocupan los intereses de la gente corriente, y por supuesto les importa un bledo la salud de las instituciones “democráticas”, la participación ciudadana, y toda la retahíla con la que adornan sus discursos vacíos… Muy al contrario, procuran crear más y más situaciones de dependencia asistencial, fomentando el clientelismo-servilismo, “estómagos agradecidos”, servidumbres más o menos voluntarias, todas las formas posibles de subsidios, y adoctrinan a la población inculcándoles “valores” cargados de resentimiento, de revanchismo, o como poco de perplejidad y confusión… Se trata de conseguir lealtades a ultranza, la adhesión inquebrantable de la mayoría, eso sí, mayorías “secularmente oprimidas, maltratadas y con enormes carencias”. Las diversas formas de socialismo autoritario (aunque posiblemente todos los socialismos son autoritarios) así como los diversos fascismos, recurren a estrategias semejantes: se inventan un enemigo exterior, se inventan un enemigo interno y un enemigo en el pasado reciente. Por supuesto, para “echar balones fuera” la responsabilidad siempre es de otros, de la etapa política anterior, la “deuda histórica” también lo llaman. De ese modo podrán seguir medrando y malversando por mucho tiempo y con total impunidad…

En Extremadura contamos con referencias para dar y tomar: La causa principal de todos los males es “la derecha egoísta y reaccionaria, contraria a cualquier forma de progreso”, también el franquismo, y otro recurso muy eficaz es el “caciquismo secular”. Por descontado las etapas en las que gobernó el PSOE en España, con Felipe González, y el inolvidable José Luis Rodríguez Zapatero, nunca existieron. De la actual situación de Extremadura el partido gobernante no tiene ninguna culpa, y a Juan Carlos Rodríguez Ibarra y su sucesor, Guillermo Fernández Vara, y sus diversos gobiernos, ni nombrarlos. La versión del régimen es tan chocante, tan zafia, tan esperpéntica que ni a Valle Inclán se le hubiera ocurrido. Es un guion perfecto para una película de Pedro Almodóvar…

Los actuales gobernantes formaban parte del mismo partido político, que aplaudían a rabiar todas las ocurrencias del “jefe”, todas sus decisiones, participaron en todas sus campañas en las que fue elegido y reelegido, le rindieron pleitesía; y por increíble que parezca, nos hablan con total descaro, sin ruborizarse, de que estamos inmersos en una nueva etapa, en la “enésima transformación de Extremadura”.

En el régimen “ibarrista-varista” que sufre Extremadura desde hace más de cuatro décadas, los presupuestos siempre son manipulados con arbitrariedad. Los controles son silenciados o ninguneados.

El régimen socialdemócrata de Extremadura identifica fondos procedentes del Estado, o de la Unión Europea con fondos del gobierno regional, de quien tiene la vara de mando, y los usa a discreción para someter a opositores, comprar voluntades y hacerse auto bombo. No escatiman en gastos a la hora de transitar por el camino del narcisismo-absolutista. Para quienes se han ido sucediendo en el gobierno de la región, no hay limitaciones ni medidas fiscalizadoras o que fomenten la mínima transparencia en la gestión de la cosa pública, solo se admiten “observatorios inoperantes y laudatorios”, nada de instituciones independientes, llámense tribunales de cuentas, defensores del pueblo, u organismos semejantes a los que rendir cuentas.

En un régimen populista-progresista, como el que lidera en la actualidad Guillermo Fernández Vara, no pueden faltar las alianzas con la “burguesía amiga” o los “empresarios patrióticos”, es decir, aquellos que prefieren sobornar a funcionarios, pagar “el impuesto revolucionario” para obtener privilegios que producir en forma realmente competitiva.

Con semejante clima como el descrito (que participa evidentemente de muchas más maldades, una enorme ristra que para contarla habría que escribir un libro, como el abajo firmante ha hecho, en «ESPAÑA SAQUEADA: POR QUÉ Y CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ. Y FORMA DE REMEDIARLO) no se pueden esperar inversiones propiamente dichas, ni ningún tipo de acción emprendedora, ni creación de riqueza, ni creación de empleo… ni nada que se le parezca.

Los regímenes democráticos propiamente dichos no participan de la ristra de corrupciones y perversidades como las que sufre Extremadura desde hace cuatro décadas, no emprenden acciones narcotizantes, anestésicas, no manipulan los medios de información, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian la legalidad vigente, no boicotean la seguridad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican groseramente a la oposición, no espantan las inversiones sino que las reciben con los brazos abiertos, se abren al comercio exterior y no distorsionan las estadísticas para engañar a los ciudadanos, e incluso, hasta cuidan las formas.

Los regímenes democráticos –no socialistas, ni contrarios al libre mercado- poseen un mayor nivel de bienestar y de crecimiento, son previsibles e infunden más confianza. Por eso Extremadura, los extremeños nos vamos quedando en el vagón de cola, los últimos de la fila, en el “trasero de Europa”, pese a las enormes potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por responsabilidad del modelo populista-socialdemócrata que hipnotiza, esclaviza y embrutece.

Y llegados hasta aquí, alguno de ustedes, María Guardiola y Ángel Pelayo, me dirá

¿Y qué hacer para acabar con la situación de postración de Extremadura?

Pues, para dejar atrás tan oscuro panorama, para romper este círculo vicioso, perverso, para que los extremeños vivan mejor y sus recursos se utilicen más

eficazmente, sólo cabe una solución: recuperar el estado unitario y desmantelar el denominado “estado de las autonomías” y la recentralización de todas las competencias que nunca debieron ser transferidas a ningún gobierno regional, empezando por la enseñanza, la sanidad y la justicia, y prosiguiendo por recuperar la unidad de mercado, de manera que todos los españoles, independientemente de donde nazcan o vivan, posean los mismos derechos y obligaciones.

Pero, como esto es en estos momentos un imposible, pues a ustedes les toca empezar a hincarle el diente a todo lo que les describo; claro que, no estén tentados de hacer todo de golpe, empiecen por priorizar, marcarse objetivos realistas, temporalizando,… para empezar pónganse a ahorrar, no despilfarrar, eliminando gastos superfluos, innecesarios, desmantelando empresas públicas creadas para mayor gloria de los socialistas y comunistas de Extremadura… bajen impuestos, eliminen los abusivos (como el de patrimonio, herencias y donaciones), simplifique la burocracia, faciliten la creación de empresas, procurando evitar la enorme carrera de obstáculos a la que se tiene que enfrentar cualquier inversor. Y, nunca olviden que los gobiernos no crean empleo, de eso se encarga la empresa privada, lo suyo debe ser dejar de poner zancadillas… y, sobre todo, no vuelvan a engañar nuevamente a los extremeños.

Y ya para terminar, sean ustedes decentes y den un paso adelante, los extremeños se lo agradecerán infinito.

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