Un artículo de opinión de Carlos León Roch
Cuando la real Academia Española de lengua se pronuncia sobre este término, lo hace recogiendo dos acepciones: Robar y hurtar, que hacen referencia a la apropiación de algo ajeno utilizando la fuerza o la intimidación, en el primer supuesto; o sin hacer uso de él, en el caso del hurto…).
Desde el año 209 (A.C), cuando el general romano Escipión venció a los cartagineses y se apoderó de Cartagonova, aquí, en Cartagena, hemos sufrido varias acciones de “murciar”, destacando, por su relativa proximidad, la Guerra Cantonal…
Pero, ante la más pacífica acepción de ”hurtar” hay numerosos ejemplos “próximos” que no se pueden enumerar aquí, ahora. Se reseña, solo, un caso emblemático: El Banco de España…
Éste era, hasta comienzos del siglo XX “casi” como un banco más, aunque con mayor control estatal y con la “vocación” de financiar y refrendar al Estado en sus gastos corriente y de inversión. Y se consolidó, como auténtico Banco Central, emisor de la moneda, en 1921.
En aquellos primeros años del siglo XX Cartagena –recordemos- era una de las diez ciudades más pobladas e importantes, con gran trascendencia militar y minera, que requería la ”proximidad” de los mecanismos financieros del Gobierno…
De ahí a la presencia en plena Puerta de Murcia, en el emblemático edificio Pedreño, del Banco de España en Cartagena, donde permaneció hasta 1957, cuando fue trasladado a la calle Campos….donde permaneció muchos años, sirviendo a las finanzas del Estado, con los grandes costes militares y sociales.
Todo ello en un Estado Central, unitario, aún sin Autonomías.. Y para ”descentralizarlo” de Cartagena se trasladó a la capital de la única provincia, donde sigue…
HAY MÁS, MUCHAS MÁS…