Un artículo de Carlos León Roch
Hace unos años, en una revista antropológica estadounidense, se afirmaba que los españoles no éramos de la raza blanca sino mestizos…Se produjo un revuelo injustificado porque, a mi entender, tenían razón, aunque en nuestros documentos aparezcamos con el calificativo de raza “caucásica”.
Y es que pocos pueblos del mundo pueden ostentar el calificativo de “mestizos” con más propiedad…
Desde el comienzo de la Humanidad, la península Ibérica fue tierra de acogida de múltiples pueblos, procedentes del norte de Europa…o del norte de África, atraídos por su clima templado y por situación estratégica.
Y, recién fundado el Islám, su afán expansionista se extendió por todo el mundo conocido…y en la península ibérica se sostuvo durante casi ocho siglos, mezclándose su sangre con la autóctona…que dejó en ese largo periodo de ”ser la autóctona”.
Y, tras esos ocho siglos de luchas…-y de bodas-, alcanzada la unidad política, comienzan otros cuatro siglos de presencia y arraigo en América, en “Las Españas”, donde el mestizaje se hizo profundo, enraizado, amado y fomentado.
España no puede ser racista, aunque existan algunos racistas; como no puede ser sodomista, aunque algunos lo sean, ni puede ser cristianófoba…España es mestiza.
Como dice José Antonio en un discurso en el Parlamento en 1934:
“ …España se justifica por una vocación imperial para unir lenguas, para unir razas, para unir pueblos y para unir costumbres en un destino universal…”.
(El brillante futbolista Vinicius – como tantos millones de mestizos -puede estar tranquilo: es uno de los nuestros).